Ahorrar, una palabra tan necesaria en nuestro proyecto de vida, pero tan difícil de adoptar en la lista de prioridades durante nuestros primeros años de vida laboral. Como jóvenes es claro que nos cuesta adquirir este hábito, pero es muy importante que podamos apropiarlo en nuestra vida, gracias a los múltiples beneficios que nos otorga.
Y no estamos hablando simplemente de ahorrar para la vejez. Crear una cultura en este sentido nos permitirá lograr metas como estudiar, independizarnos, viajar, comprar un vehículo o, simplemente, tener un fondo al cual acudir en caso de emergencias.
Aquí algunas recomendaciones a tener en cuenta para crear una cultura de ahorro desde la juventud, sin gastar todo nuestro dinero en el intento.
El primer paso es establecer objetivos. ¿Para qué quiero ahorrar? Puede que sea para un viaje especial, estudiar un posgrado o comprar una vivienda. Son muchas las opciones y es por eso que es importante definir prioridades, con esto puedes ver si quieres ahorrar por un tiempo solo para un objetivo específico o quieres ir alimentando cada uno constantemente.
Teniendo claro esto, viene el momento de establecer metas. Por ejemplo, si quieres estudiar un posgrado, revisa cuál es el costo de la matrícula, cuándo quieres iniciar este proyecto y ya sabrás cuánto dinero necesitas, en cuánto tiempo y podrás definir el monto mensual que debes destinar a este rubro.
Ya sea que tengas uno o varios objetivos y metas de ahorro, sé muy consciente del compromiso que estás adquiriendo contigo mismo y sé responsable con la destinación de estos recursos, organizando previamente tu control de gastos del mes, que te permita guardar el monto planeado cada que recibas tu pago.
Sí, la alcancía, una de las estrategias de ahorro más convencionales que en casi todas las familias se viene usando desde hace mucho tiempo. Disponer del tradicional “marranito” o cualquiera sea la forma que adquiera tu alcancía, es muy importante para ir guardando dinero, cuya ausencia temporal no se sentirá, pero que al momento de revisar la alcancía llena, nos podremos encontrar con gratas sorpresas respecto al dinero que tenemos allí disponible.
Define qué monedas quieres guardar, lo más común es hacerlo con las de 500 y 1000 pesos, ya que son las más fáciles de cambiar. Cada que una de estas llegue a tu bolsillo, corre a depositarla en tu alcancía; bien dice el dicho: “de poquito en poquito se llena el jarrito”
Y no lo digo simplemente porque este sea el blog de Coomeva, la cooperativa más importante del país, pero asociarte a una te va a brindar grandes beneficios que te aportarán bastante en el fortalecimiento de tu cultura de ahorro.
En primer lugar, porque adquieres un compromiso de destinar un monto fijo mensual para tus aportes, los cuales pasado un tiempo podrás retirar y destinar para lo que desees. Y mientras tanto, tienes acceso a cientos de beneficios como créditos con tasas de interés preferenciales, descuentos, eventos, capacitaciones y muchas otras más ventajas que puedes conocer a fondo asociándote a Coomeva haciendo clic aquí.
Finalmente, hay una opción de ahorro de la que poco se habla, pero que tiene grandes beneficios. Tal vez las personas no suelen verlo como un ahorro, sino algunas veces simplemente como la adquisición de un bien o servicio, pero la inversión en productos tangibles o intangibles que nos puedan generar algún retorno económico a corto, mediano o largo plazo, es también una buena alternativa de ahorro.
Entre estas opciones, además de la tradicional inversión inmobiliaria con fines de arrendamiento, encontramos la compra de acciones en grandes compañías, teniendo en cuenta que ya es posible hacerlo de manera segura, 100% digital y con montos de dinero muy bajos mediante plataformas como Trii. Otra alternativa que ha ido tomando impulso es la compra de dólares, la cual se puede hacer mediante plataformas como Littio, donde podrás venderlos posteriormente cuando estén a un precio más alto del que los compraste y así obtener una ganancia.