Me propongo publicar por capítulos el tema del DETERIORO o envejecimiento de los seres humanos. Capítulo 1. Estamos acostumbrados a ver que todo lo que conocemos se deteriora y fenece. Todos los objetos, elementos, seres de nuestro planeta, y por fuera de él, el sol y la luna tienen sus días contados; todos fenecerán. Pero estamos aprendiendo a pensar que los humanos pueden aumentar su expectativa de vida, pero el sol, la luna y los demás seres que conocemos no pueden aspirar a lo mismo. Entre los seres vivos, hay algunos que suelen tener una expectativa de vida prolongada, como los árboles y algunos animales acuáticos, como las tortugas marinas, pero a pesar de ello fenecerán.
Nuestra propuesta dice que el conocimiento que hemos alcanzado sobre la mente y el cerebro nos permite dos cosas, a saber: una, que podemos evitar el deterioro que observamos en las personas; y dos, una vez logrado esto, podemos prolongar la duración de la vida a voluntad. Los demás seres no podrán aspirar a este privilegio, sencillamente por carecer de un cerebro humano donde se encuentra almacenada la información mental, y sumadas las funciones de los dos, se puede aplazar la despedida.
EL D E T E R I O R O.- Capítulo 2.- Según la consideración teleológica que hemos hecho del cerebro, este tiene dos misiones: una, conocer completamente la naturaleza para ponerla al servicio del dueño del cerebro; dos, conocerse a sí mismo. Si puede cumplir estas dos misiones, entonces adquiere un desafío, un reto, que es el de salvar al dueño del cerebro y a la naturaleza.
Hasta ahora, nuestros trabajos no se han ocupado de la naturaleza, solo de la mente y del cerebro, cuyo conocimiento tiene que ser paralelo: no se puede conocer cabalmente la mente sin conocer cabalmente el cerebro, y lo contrario, no se puede conocer cabalmente el cerebro sin conocer cabalmente la mente. Pero sin conocer cabalmente estos dos, tampoco será posible conocer cabalmente el universo.
Hablemos entonces de la mente. Con gran frecuencia hablamos de la mente entre los humanos y nos limitamos a nombrarla y basta; ya se sabe de qué se trata, a lo sumo se menciona el poder de la mente, pero la mente es la instancia número uno de la persona humana y requiere un estudio juicioso para conocerla y poder usarla correctamente.
El psicoanálisis descubrió que nuestra mente se presenta en dos niveles: nivel consciente y nivel inconsciente, contiene los afectos y los dos instintos, el de vida y el de muerte. El nivel consciente es esta mente que conocemos, la que usamos corrientemente, contiene una cantidad de información muy limitada, la cual es efímera, va pasando permanentemente; su información proviene de dos fuentes: una, de lo que estamos percibiendo en cada momento; y dos, de lo que alternadamente extraemos de nuestra memoria. No es posible percibir y recordar al mismo tiempo debido a que el cerebro percibe en las mismas áreas en las que recuerda, de modo que cuando percibe una imagen, el área encargada de percibir queda llena de la información de esa imagen y no puede albergar otra imagen que provenga de la memoria, pero el cerebro puede llevar a cabo esas dos acciones, una después de la otra, en un lapso de tiempo muy breve, y por eso no advertimos ese hecho. Los psicólogos hablan de la memoria de trabajo, expresión que no describe nada de lo que sucede en el cerebro, en el cual funciona el nivel consciente de la mente. El nivel consciente se rige por la lógica del silogismo, llamada lógica ordinaria, que desde René Descartes se sabe que no es un método adecuado para descubrir la verdad, solo para corroborar una verdad ya conocida.
El conocimiento de la mente y el cerebro nos abre un camino fascinante hacia el bienestar y la prolongación de la vida. Si deseas descubrir cómo cuidar tu salud y bienestar con soluciones diseñadas para ti, visita: Coomeva Medicina Prepagada.