Después de más de un año, es seguro afirmar que las difíciles condiciones de cuarentena ocasionadas por la pandemia también han traído consecuencias negativas para nuestro estilo de vida. El encierro contribuyó a que muchas familias adquirieran hábitos de sedentarismo y mala alimentación que son difíciles de cambiar una vez se han afianzado.
Costumbres como pedir comida a domicilio, no hacer tanto ejercicio e incrementar el consumo de bebidas alcohólicas, que fueron tendencia durante la pandemia, se convierten ahora en un verdadero problema a analizar. De hecho, estudios recientes señalan que los índices de obesidad del país subieron en un 6.4% desde 2020. Conforme regresamos a cierto estado de normalidad, entonces, una de nuestras prioridades debería concentrarse en hacer algunos ajustes a la rutina que llevamos, a fin de acercarnos a un proyecto de vida más saludable.
Está demostrado que llevar hábitos sanos alarga la vida y contribuye a alcanzar una vejez plena, pero lamentablemente estas recomendaciones suelen perderse de vista a causa del afán y el estrés diario. Así como dedicamos tiempo a nuestras aficiones y al esparcimiento social, es importante dejar un espacio en nuestra agenda para al menos media hora de ejercicio diario, según se
recomienda a las personas mayores de 18 años y menores de 60. En todo caso, antes de elegir la actividad física que más se ajuste a tus necesidades, hemos preparado algunas recomendaciones generales que vale la pena tener en cuenta. Recuerda que llevar un proyecto de vida saludable es una cuestión integral en la que cada acto, por ínfimo que pueda parecer, tiene un impacto decisivo en tu bienestar físico y mental.
Se ha establecido que un adulto debe tomar al menos un litro y medio de agua cada día, pero conviene también llamar la atención sobre lo negativas que son las bebidas azucaradas, como
las gaseosas o los jugos procesados, para tu organismo a largo plazo. Lo mismo sucede con el alcohol, pues lo ideal sería consumir con moderación sólo vino y cerveza. ¿Qué tal si, por ejemplo, sólo pides agua o limonada para acompañar la comida en un restaurante?
Tener al menos ocho horas de sueño diarias resulta clave para mantener tu peso estable, entre muchos otros efectos. Si duermes menos, o tienes un sueño intermitente, podrías afectar tu equilibrio hormonal, lo que repercute
directamente en los niveles de apetito. Así mismo, es
recomendable que fijes un límite nocturno para tu uso de dispositivos electrónicos, preferiblemente dos horas antes de irte a dormir, pues la luz artificial cansa tus ojos y entorpece el sueño reparador.
Tendrás que estudiar con cuidado tus hábitos alimenticios a partir de ciertas premisas básicas, como limitar la cantidad de veces que comes fuera o pides domicilio. En este sentido, también es una buena idea incrementar el consumo de frutas y verduras en reemplazo de los dulces o alimentos con alto contenido de azúcares. Como en cualquier proceso de cambio, lo importante es tener disciplina y compromiso para
ver resultados.