Hay algo que nadie te dice cuando lideras un equipo: la gente no renuncia a los trabajos, renuncia a cómo se siente en ellos. Y eso, en gran parte, tiene que ver con la inteligencia emocional.
Según un estudio de Harvard Business Review, el 58% del rendimiento laboral está directamente relacionado con la inteligencia emocional. Pero aquí va lo más grave: solo el 36% de las personas logra identificar sus propias emociones en el trabajo.
¿Te has preguntados cuántas decisiones se toman desde el cansancio, la frustración o el miedo sin que nadie lo note?
La inteligencia emocional no es un “plus”, es el núcleo de una cultura y entorno sano, esto es lo que permite que un líder escuche sin juzgar, que un colaborador diga “necesito ayuda” sin miedo, que un equipo se sostenga incluso en medio del caos.
Gestionar la inteligencia emocional se puede desarrollar, pero no con charlas sueltas ni frases motivacionales en la pared, se entrena con experiencias reales, con hábitos diarios, con espacios donde las personas puedan ser personas, es decir, autenticas.
Te comparto tres recomendaciones que puedes implementar en tus equipos de trabajo:
La inteligencia emocional dejó de ser un lujo o una “habilidad blanda”. Hoy, es una necesidad estratégica. Las empresas que realmente apuestan por el bienestar no son solo con un eslogan, sino con acciones concretas, existen compañías que están construyendo culturas más humanas, equipos más estables y resultados más sólidos, no se trata de hacer más, sino de hacer de manera autentica y genuina y eso se percibe. Finalmente se debe comprender en la media y alta gerencia que cuidar cómo se siente tu gente no es un gasto... es una inversión, que se refleja en salud, en productividad, en propósito, porque al final, el rendimiento no viene solo del talento, sino del estado emocional que lo sostiene.
En Coomeva tenemos la oportunidad de gestionar nuestro bienestar como asociados y encontrar alternativas para aprender a identificar las emociones y administrarlas, porque Coomeva nos facilita la vida.