Amor, poesía y vida

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Todo es poesía cuando logras alcanzar vida a plenitud, en las palpitaciones del cuerpo y en los sentires del alma. La vida en sus multifacéticas manifestaciones es un inevitable poema si accedemos al concepto original de poesía que tenían los antiguos griegos de "hacer, fabricar o producir". La "poética" era doctrina relativa al "hacer", como la noética lo era al pensamiento. Más tarde el termino poiesis, adquirió el significado que tiene hoy de crear o representar algo con la palabra. Para Platón los poetas estaban poseídos por una "locura divina". Aristóteles entendía la poiesis como “el impulso del espíritu humano para crear algo a partir de la imaginación y de los sentimientos”. La Real Academia Española define la poesía como “Manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa”.

poesia dios

 Según el relato bíblico somos criaturas con origen en un creador: Dios, el verbo divino, es el poeta por excelencia. De creados pasamos a creadores con el compromiso de continuar la obra maravillosa de la creación, administradores de todo lo bello, de cuanto existe.

Críticos al trabajo que realizan los científicos en su esfuerzo por producir vida suelen afirmar, con cierta ironía, que estos “juegan a hacer el papel de Dios”.
¿Acaso, tiene algo de malo imitar lo hecho por Dios?  “Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él”, Juan. 4, 8

Poesía y vida. La poesía se confunde con el amor para inspirar la suprema, vital acción creadora. El acicate del amor crea la vida, cuida y desarrolla, aporta la energía imprescindible para luchar por ella, infunde ganas a la existencia.

Es a partir de la vida que nos forjamos poetas. Cada ser humano, al fin y al cabo, escribe un singular poema con su quehacer cotidiano.  Desde el ignorado y sucio reciclador que recoge basuras en la oscuridad de la noche hasta la amable y pulcra enfermera que en el aséptico centro de salud inyecta la vacuna contra el temible coronavirus. Desde el humilde campesino que, bajo los rayos sofocantes del sol ara la tierra hasta el astronauta que, en el inmenso espacio, se pasea por las estrellas y averigua la presencia de agua en el planeta marte. Cada persona con mayor disposición y entrega que otros según su capacidad de vivir, manera de ver y concebir la vida.

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El amor a la vida, la naturaleza, la ciencia y al arte; en especial el amor al hombre y a lo que constituye el mundo y el universo, es lo que sostiene al poeta, en cuanto da sentido verdadero a la existencia. Una existencia sin sentido no vale la pena.

mujer poesia

La mujer. Es, tal vez, la mujer el motivo de mayor inspiración poética. Procreadora por antonomasia es, por lo tanto, un ser divino. Alcanza la máxima encarnación del amor en su bendito papel de madre. En todo niño que brota de su abultado vientre cuando declama vigoroso las estrofas de su alegre llanto al nacer, se cumple el instante más grandioso de la poesía. Los que trabajamos, uno y otro día, en la atención a parturientas experimentamos el nacimiento de un bebé, cuando nace, como si fuera la primera vez que asistiéramos a este momento tan maravilloso. La emoción por una nueva vida nunca acaba.

Cuando se pretende sustituir este rol fundamental de la mujer por instancias llamadas a una función distinta a la regular evolución de la naturaleza humana la poesía y la vida pierden su extraordinario embeleso. El milagro de estar vivos malogra su trascendencia y degenera en destrucción de lo sublime, lo prodigioso de ser integrantes de la familia humana.

Inspiración poética. Cuando perdemos capacidad de fascinación y encanto es porque se ha marchitado el poeta que palpita dentro de nosotros.

La inspiración poética nutre nuestro anhelo de permanencia, de estar siempre vigentes, como realización individual. Nos proyecta para hacer presencia en la comunidad, en la preocupación por el hombre común, por la humanidad, como expresión solidaria por el otro.

La poesía sostiene la quimera de ese poderoso tesoro de la perenne juventud. Resguarda los sueños a cumplir en un mañana promisorio.

En la palabra escrita hecha verso se descifra emotiva el sentir poético. En el parto de un poema se acopia el gesto y actitud del cantor que jubiloso o triste entona los sonidos del corazón, muestran sinsabores y alegrías del alma, grafica la ternura, señala las arrugas y cicatrices del tiempo en la piel, destila en suma la profundidad afectiva del ser.

La poesía nos humaniza, ablanda, aleja de la barbarie, para convertirnos en mejores personas. Ahuyenta la bestia que seriamos o que somos cuando inutilizamos la sensibilidad, se agotan los sentimientos y el otro, los demás no importan, nos son indiferentes, se acalla la solidaridad, la humanidad sufre nuestro desdén.

Vigencia de la poesía. El materialismo de la época, imbuido del tener de las cosas, con su alienante consumismo, ha opacado la disposición creativa de la gente. Se mira lo bello de la naturaleza, lo hermoso que nos rodea y lo lindo de la vida con desaire; desnaturalizando su esencia romántica, su magia, lo que en verdad la ennoblece.

La máquina cibernética nos ha quitado capacidad de contemplación de lo real, de la realidad, para idiotizarnos frente a la enceguecedora   pantalla del mundo virtual que nos ve, mientras nosotros la miramos.

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Hoy más que nunca cuando todo está mercantilizado, comercializado, es cuando la poesía tiene mayor validez y vigencia. El utilitarismo reinante que mide la calidad humana por resultados, resultados económicos, precisa de la acción poética para que lo verdaderamente humano no desaparezca. Nos acerquemos al objetivo soñado de una vida pletórica de amor, colmada de felicidad y un final dichoso con tranquilidad en la conciencia.

Barranquilla agosto 30 de 2022

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