Cuando enfrentamos un diagnostico que puede poner en riesgo nuestra salud, son muchas las preguntas que nos hacemos y el estrés que sentimos, generalmente cuestionando las razones por las que ello llego a nuestra vida, generando en nosotros cantidad de pensamientos que tienden a ser negativos sobre lo que va a pasar y que termina por inundar nuestra mente de aspectos que según los expertos en la mayoría de casos no favorece el tratamiento a dicha enfermedad y por tanto una adecuada recuperación, sobre todo por la estrecha relación que tiene nuestra mente y cuerpo, aspecto de gran relevancia actualmente para la comunidad médica.
Dicho esto, la reflexión sobre el tema de hoy permite comprender como además del tratamiento médico que cualquier enfermedad requiere y que siempre es importante seguir, puedo contribuir positivamente a que se desencadene un adecuado proceso de curación y no por el contrario que se agudice la enfermedad.
Para explicar un poco lo anterior basare un poco la reflexión en el libro de la autora Marienela Castes sobre psiconeuroinmunología
En los años noventa, se comenzó a vincular los síntomas de estrés con la enfermedad, actualmente es muy común encontrar literatura científica de como la depresión y el estrés crónico tienen que ver con el cáncer, la diabetes y otras enfermedades, al igual de la manera como se afecta el sistema inmunológico en estas circunstancias. Lo anterior permite entonces comprender claramente la importancia que tiene para nosotros la manera como percibimos la enfermedad y por supuesto la forma en que vivimos la vida: acciones, pensamientos, creencias, relaciones interpersonales, grado de satisfacción con el trabajo, pareja, entre otros.
Se ha encontrado que personas capaces de encontrar un significado a su enfermedad, en términos de aprendizaje, generando cambios importantes en su vida, han llegado a lograr retar los pronósticos dados por sus médicos al recuperarse de la enfermedad, obviamente lo anterior se ha logrado no solo con tener una actitud en particular frente a la enfermedad sino sobre todo con llevar a cabo los tratamientos médicos que la misma exige.
¿Pero cómo puede ocurrir lo anterior?, para entenderlo es importante hablar de la psiconeuroinmunología (PNI), o la ciencia que estudia las interrelaciones entre los sistemas inmunológico, endocrino y nervioso central. (Castes 2015).
Dentro de la PNI existe una “conversación permanente que sostienen tres importantes sistemas. El Sistema Nervioso Central, que no es otra cosa que nuestro cerebro, nuestra mente, nuestra psique; el Sistema Endocrino, conjunto de glándulas que se encargan de la producción de hormonas; y el Sistema Inmunológico, que será el encargado de la defensa del organismo, protegiéndonos de microorganismos tales como: bacterias, hongos, parásitos y virus, y también de células tumorales”
Lo anterior explica de alguna manera como nuestro cuerpo inevitablemente está conectado con nuestra mente y como todo lo que ocurre en ella repercute en él y viceversa. En este sentido, es importante entonces que ante un diagnostico medico además de leer o consultar en buscadores de internet sobre la enfermedad, lo cual lo que generalmente lleva es a alarmarnos, podamos buscar dentro de nuestras posibilidades, pues si bien es cierto no hemos tenido una preparación académica en Medicina para comprender muchos conceptos, si podemos acceder a literatura científicamente validada que puede ayudarnos a comprender como funciona lo que plantea la PNI o la Neurociencia, quien también hace énfasis en dicho aspecto, para lograr tener mayor comprensión sobre el funcionamiento de nuestro organismo, la relación que tiene con nuestra mente y emociones y sobre todo como podemos ayudarlo a sanar.
En conclusión, podríamos asegurar que la percepción que tengamos de nuestra enfermedad desde un papel más esperanzador que de muerte, ayudara a nuestro organismo, para ello existen algunas técnicas comprobadas científicamente que ayudan al organismo a su recuperación, Castes hace referencia a la “imaginación guiada”, que no es otra cosa que poder imaginarme lo que deseo que ocurra en mí, siendo importante comprender que cuando imaginamos algo el cerebro lo asume como tal, como ocurre por ejemplo con el miedo, incluso el provocado con nuestra imaginación pero que cuando lo experimentamos puede llevarnos a alteraciones gástricas, respiratorias y cardiovasculares.
Finalmente, lo anterior es una buena forma de alimentar de manera positiva la percepción de bienestar y poder ante un diagnostico que afecta mi salud contribuir a que el mismo sea mas llevadero y permita sobre todo asumir un rol activo dentro de mi recuperación