La creación de hábitos suele parecer determinante para los resultados que esperamos en nuestro estudio, trabajo, y a lo largo de nuestra vida, y los primeros pasos son muy importantes para la creación y/o adopción de un hábito como lo es el hábito de lectura. Durante mi infancia, recuerdo tareas como hacer el resumen de algún libro de 200 páginas o incluso tener un libro para la lectura durante la clase, como era el caso de la asignatura ética, y tengo que admitir que me causaba mucha dificultad leer porque me dispersaba demasiado, por lo que decía que “leer no es para mí” o “no me gusta leer” o incluso “leer me da sueño”.
Con los años, me forzaba a leer porque escuchaba que las personas exitosas se leían como mínimo un (1) libro al mes y yo a duras penas lograba leer uno al año, hasta que en el año 2018 decidí inscribirme a un curso de lectura, era un entrenamiento intensivo de 3 días, 8 horas por día, donde nos dieron técnicas que ayudarían en ese proceso, y ¿Qué crees?, logré leer 2 libros ese fin de semana.
Para mí fue todo un sueño, y logré reflexionar y entender que:
1. No todos los libros son para mí: Es necesario empezar a identificar que te gusta leer y qué libro debes dejar, aunque sea el más recomendado. Desde aquel momento empecé por tomar libros que había comprado y que había ojeado, pero que no leí, empecé a redescubrirlos, leyendo su portada, contraportada y abrirlo en una página al azar para leer un párrafo y si me enganchaba, tomaba la decisión de leerlo.
2. Establecí un objetivo: Decidí el tiempo que dedicaría a leer, podían ser 15 o 20 minutos diarios, y/o 5 o 10 páginas, pero eso sí, me obligué a sacar ese tiempo diario para crear frecuencia y que el hábito se implementara. En ocasiones me sentía tan cansada que tomaba el libro y con 5 o 10 minutos era suficiente, pero el solo hecho de tomar el libro ya me hacía una ganadora y sentía que estaba cumpliendo con mi propósito.
3. Creé un plan: Sí, sé que suena a película, pero sentí necesario planificar por lo menos cuantos libros leer al año y así colocar metas más pequeñas, y los momentos que dedicaría a la lectura, por ejemplo, después de almorzar, o antes de dormir. Sabía que en la mañana no lo haría, porque me levantaba muy temprano y tenía que hacer muchas cosas, pero busqué el momento que me conectara, ese momento que podía cumplir a diario. Y un dato interesante que surgió en aquel curso, es que el orador indicaba que en la cama no debemos leer, porque le estamos diciendo a nuestro cerebro que estamos a punto de dormir y por eso es probable que nos dé sueño al leer, entonces él sugería que aunque la lectura se realizará en la noche, lo hiciéramos sentados en una silla, con una postura recta dispuestos al aprendizaje.
4. Identifiqué lo que quería leer: Y es que normalmente muchas personas recomiendan libros, en redes sociales te dan los mejores libros para leer, pero... No siempre quiero leer lo mismo, y en mi caso personal, compro muchos libros de desarrollo personal, pero en ocasiones quiero disfrutar de algo mágico o una biografía, entonces hay que identificar en ese momento de vida que nos apetece leer. Prueba diferentes géneros de libros, como ficción, no ficción, romance, ciencia ficción, etc. para descubrir cuáles te atraen más.
5. Ten a mano una libreta de apuntes o resumen: Allí apunta lo más relevante del libro, puedes hacer un mapa mental para tener los puntos claves y si después quieres recordar algo, vas a tus apuntes y ¡zaasss!, tu cerebro es tan inteligente y fuerte que lo recuerda.
Este ha sido parte de mi proceso, y aunque no ha sido lineal, porque en ocasiones escojo un libro y después desisto porque no me conecta, voy en ese camino de amor por la lectura, soltando esas creencias que me estaban limitando y que hoy trabajo paso a paso.
Dale una nueva oportunidad a los libros que tienes, o pídele prestado a tus amistades o familia, seguro alguien tiene un libro que es para ti y que te ayudará a mantener el hábito.
