Hablar de presupuestos puede sonar tedioso, complicado o incluso intimidante. Muchas personas evitan este tema porque lo asocian con restricciones, sacrificios o control excesivo del dinero. Sin embargo, crear un presupuesto no tiene nada que ver con privarse de lo que uno disfruta, sino con tomar el control de las finanzas, vivir con mayor tranquilidad y tomar decisiones más conscientes sobre el uso del dinero.
Un presupuesto no es más que una herramienta de organización financiera. Permite ver con claridad cuánto dinero entra, cuánto sale y en qué se está gastando. Y aunque muchas veces sentimos que “sabemos” en qué gastamos, la realidad es que el dinero puede escaparse de forma silenciosa si no llevamos un registro real y detallado.
Incluye todos los ingresos fijos (salario, arriendos, pensiones) y las variables que puedas prever (ventas, comisiones, trabajos ocasionales).
Clasifícalos en dos grupos:
El ahorro debe ser un gasto más dentro del presupuesto. Idealmente, deberías ahorrar al menos un 10% de tus ingresos. Si no puedes empezar con eso, hazlo con lo que tengas, pero hazlo constante.
Esto te ayudará a saber cuánto puedes gastar sin excederte. Si usas tarjetas, define un monto mensual para no caer en gastos impulsivos.
Un presupuesto no es estático. Revísalo mensualmente y ajusta según tus cambios de ingresos o prioridades.
Hoy existen muchas opciones digitales que facilitan el proceso: hojas de Excel, aplicaciones móviles como Fintonic, Monefy o Wallet, e incluso agendas físicas si prefieres escribir a mano. Lo importante es que elijas una herramienta con la que te sientas cómodo y seas constante.
En conclusión, hacer un presupuesto es una forma práctica y poderosa de tomar decisiones financieras con inteligencia. No se trata de limitarte, sino de liberarte del caos financiero y avanzar con mayor claridad hacia tus metas. Porque cuando sabes a dónde va tu dinero, puedes dirigir tu vida con intención.
Si deseas incluir un ahorro programado en tu estrategia, recuerda que cuentas con Bancoomeva.
Fuente: