El ser humano es un conjunto formado por cuerpo físico, mente o emociones y algunos hablan de alma y espíritu. Todos estos segmentos de nuestro ser están relacionados y es imposible comprenderlos separadamente, son un todo.
Hemos escuchado varias veces que lo importante es que estos elementos estén en cierto equilibrio para vivir en armonía, sin embargo, la realidad que conocemos es que muchos de nosotros damos más importancia al cuerpo físico y escondemos y obviamos muchas de las emociones que sentimos.
Autoconocerse o tener conciencia de nosotros mismos no es más que tomar conocimiento de cómo actuamos y cómo nos sentimos, para así tener una postura reflexiva que, aunque no nos haga alcanzar la perfección, si nos permita evaluarnos para enfrentar esos asuntos en los que debemos mejorar y tomar acción desde la apropiación de nuestra inteligencia emocional.
Se trata de mirarnos como si otra persona nos estuviera viendo, somos nuestro propio juez y muchas veces la persona que peor nos evalúa, es por esto por lo que también es importante no ser tan duros con nosotros mismos, no recriminarnos si no entrar en un diálogo franco para llegar a acuerdos con nuestras emociones; detallar, sentir e identificar nuestras emociones nos ayuda a derrumbarlas, a entenderlas y hacer de ellas algo manejable.
Cuando nos encaminamos en la autoconciencia es normal que sintamos malestar o incomodidad, pues esto se trata de revisar, mejorar y posiblemente transformar las creencias que hemos ido adquiriendo en diferentes escenarios de nuestra vida.
Todas estas creencias hacen parte de ti y te componen como ser humano, te dictan cómo actuar y qué decir o pensar. Mediante el proceso de conocerte a ti mismo vas a poner en revisión todo en lo que creas y desecharás lo que no te sea útil.
Ten en cuenta que para autoconocernos debemos primero que todo ser sinceros con nosotros mismos, somos a la única persona a la que no le podemos mentir y, sin embargo, lo hacemos constantemente para evitar hacernos cargo de las emociones que residen en nuestro interior.
Este proceso de conocernos y ser conscientes de nosotros mismos es un proceso largo y constante, por eso hoy puedes comenzar respondiéndote estás tres preguntas:
Esta se trata de poner un valor a tu historia de vida, tus capacidades, tu personalidad, cómo has llegado hasta dónde estás.
Son tus objetivos y metas, te preguntas “¿Son realistas?”. Esto es importante porque los objetivos demasiado fantasiosos producen frustración.
Aquí referenciamos los valores que te van a ayudar a cumplir esos objetivos, cuál es tu código moral.
Y tú ¿Eres consciente de ti mismo? ¿Cuál crees que es tu grado de autoconocimiento? ¿Piensas en qué es bueno para ti? Te invitamos a hacerte estas preguntas e intentarlo, como ya lo dijimos no es un camino fácil pero sí satisfactorio, pues el proceso de comprendernos a nosotros mismos nos permite percibirnos y proyectar una mejor imagen hacia los demás.
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