No soy atleta. Trabajo sentada casi todo el día y hace un tiempo llegué al típico punto de estrés, mal sueño y cero energía. Un amigo me dijo: “Salga a trotar 20 minuticos, verá que ayuda”. Pensé que exageraba… pero empecé. Y sí: correr terminó siendo una de las formas de autocuidado más simples y potentes que he probado.
Lo primero que noté no fue el cuerpo, sino la cabeza. Durante esos minutos no hay correos, ni chats, ni pendientes. Solo el sonido de los pasos y la respiración. Aunque iba lento, volvía más liviana mentalmente. Después de unas semanas pasaron cosas concretas:
Y todo con lo mínimo: tenis cómodos, ropa ligera y constancia. Nada de equipos caros ni gimnasio obligatorio. Pero ojo: pronto entendí que correr solo por correr no alcanza. Si no te hidratas, comes mal o ignoras dolores, el plan se cae. El autocuidado es más amplio: movimiento + descanso + cabeza + chequeos.
Ahí entra algo que me ayudó a sostener el hábito: BienEstás 360. No llegué a la App por deporte, sino porque buscaba agendar una cita rápida por un dolorcito de rodilla. Terminé encontrando mucho más.
Lo que uso (y me ha servido):
No es que la App te haga correr más rápido; te ayuda a cuidarte mejor alrededor del running. Y cuando el entorno de salud está organizado, el hábito se vuelve sostenible.
Si estás empezando (o retomando) el running, date la oportunidad de verlo como autocuidado, no como competencia. Empieza corto. Escucha tu cuerpo. Y apóyate en herramientas que te ayuden a equilibrar mente, alimentación y chequeos.
Yo sigo corriendo lento… pero más constante, más tranquila y con menos excusas.
Si algo de esto te resonó, aquí dejo el enlace donde puedes explorar la plataforma: BienEstás 360