La igualdad de género no empieza en grandes discursos ni en leyes complejas: comienza en casa, en el aula, en las conversaciones cotidianas y en los mensajes que normalizamos sin darnos cuenta. Educar en igualdad es enseñar a ver a las personas sin estereotipos, sin roles predefinidos y sin límites impuestos por el género. Es un ejercicio diario que transforma la forma en que nos relacionamos, trabajamos y construimos comunidad.
Hablar de igualdad de género no es un tema exclusivo de mujeres; es un tema de humanidad. Implica reconocer que todos, sin importar quiénes seamos, tenemos derecho a las mismas oportunidades educativas, laborales, económicas y sociales.

La educación en igualdad comienza con lo más sencillo: revisar nuestros propios hábitos. ¿Asignamos ciertas tareas “para niñas” o “para niños”? ¿Repetimos frases como “los hombres no lloran”? ¿Celebramos que las niñas sean organizadas, pero no exigimos lo mismo a los niños? Estos pequeños detalles forman creencias profundas que luego se traducen en brechas salariales, falta de oportunidades o estigmas que limitan el desarrollo personal. Cambiar estos patrones requiere una mirada consciente y la disposición de cuestionar lo que siempre se ha considerado “normal”.
Además, promover la igualdad desde la educación tiene un impacto social enorme. Estudios de UNESCO han demostrado que cuando niñas y mujeres acceden a educación de calidad, las comunidades avanzan en productividad, bienestar familiar y crecimiento económico. Pero la educación en igualdad no solo se trata de acceso a la escuela; también incluye enseñar habilidades como resolución de conflictos, comunicación asertiva, liderazgo compartido y corresponsabilidad en el hogar. La igualdad se vuelve real cuando se practica en todos los espacios.
En un mundo laboral que evoluciona constantemente, educar en igualdad también prepara a las nuevas generaciones para entornos más diversos e inclusivos. Las empresas hoy buscan talentos capaces de trabajar en equipos mixtos, respetar diferentes puntos de vista y promover culturas equitativas. La formación en igualdad se convierte, entonces, en una ventaja competitiva, no solo personal, sino para el desarrollo del país.
Desde el movimiento cooperativo, la igualdad ha sido siempre un valor fundamental. Coomeva reconoce la importancia de promover comunidades más equitativas, donde las oportunidades no dependan del género sino del talento y el esfuerzo. A través de programas de educación, bienestar y desarrollo social, se impulsa la formación de ciudadanos críticos, conscientes y comprometidos con la justicia y el respeto.
Educar en igualdad es sembrar una semilla de cambio que trasciende generaciones. Es construir un entorno donde cada persona pueda ser exactamente quien desea ser, sin miedos ni etiquetas. Y cuando aprendemos a vernos como iguales, construimos sociedades más fuertes, más justas y más humanas.
Referencias
UNESCO (2020). Education for gender equality.
ONU Mujeres (2023). Equality, empowerment and education: global progress report.