Renovar los espacios del hogar puede ser emocionante y transformador, pero también representa un desafío financiero si no se planifica correctamente. Una remodelación bien gestionada puede aumentar el valor de la propiedad, mejorar la calidad de vida y reflejar mejor el estilo personal, siempre que se eviten gastos innecesarios y sobrecostos.
La clave se basa en combinar creatividad, planeación, imaginación y decisiones informadas para lograr cambios significativos sin comprometer la estabilidad económica.
Antes de pensar en colores, pisos, diseño, muebles nuevos, es indispensable hacer una evaluación realista del estado actual del hogar. ¿Qué espacios necesitan más intervención? ¿Qué mejoras son estructurales y cuáles son estéticas? Priorizar necesidades evita que se convierta en un proyecto impulsivo.
Según expertos del sector inmobiliario, una planeación detallada puede reducir hasta un 20% de los costos totales de una remodelación (Semana, 2024). Por eso, es muy importante definir objetivos claros, establecer un cronograma y consultar con profesionales de confianza hace la diferencia entre un proyecto exitoso y uno costoso.
Una remodelación claramente que debe tener un presupuesto definido desde el inicio, incluyendo un margen adicional del 10% al 15% para imprevistos. Esto cubre situaciones como ajustes en la obra, incrementos en el precio de materiales o gastos administrativos que no se previeron inicialmente.
Es recomendable y muy importante cotizar con diferentes proveedores y comparar precios sin sacrificar la calidad. Utilizar materiales sostenibles o de segunda mano en buen estado también puede generar ahorros importantes sin afectar el diseño final.
Remodelar todo el hogar de una sola vez puede ser abrumador y financieramente insostenible. Una estrategia eficiente es dividir el proyecto por etapas: empezar por baños o cocina, que suelen ser los espacios más usados, y continuar con salas o habitaciones. Esto permite controlar mejor los gastos y tomar decisiones con mayor calma.
Las manualidades o pequeñas adecuaciones pueden ser una excelente forma de reducir costos si tienes habilidades básicas. Pintar paredes, restaurar muebles o instalar estanterías son tareas que no requieren grandes inversiones ni contratar personal especializado. Sin embargo, para obras estructurales, siempre es mejor contar con expertos certificados.
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REFERENCIAS
Semana (2024). Consejos clave para remodelar sin afectar tus finanzas personales. Portafolio (2023). Cómo organizar el presupuesto para una remodelación exitosa.