Muchas veces pensamos en la educación como una etapa: la escuela, la universidad, un diploma. Pero con el tiempo entendí que aprender no tiene fecha de caducidad. La educación no solo transforma lo que sabes, sino también transforma lo que crees posible para ti.
En mi caso, volver a estudiar fue una decisión que cambió por completo mi perspectiva de vida. No se trataba solo de adquirir nuevos conocimientos, sino de abrirme caminos, fortalecer mi criterio y ganar seguridad en lo que hacía.
Decidí retomar mis estudios después de casi 2 años de haber salido de la universidad. Tenía miedo, claro. Pero también tenía claridad: quería mejorar mis oportunidades, sentirme más preparada y no depender únicamente de la experiencia empírica. Fue ahí donde encontré el acompañamiento de Educación Coomeva, que ofrece programas flexibles, pensados para personas que, como yo, trabajan, estudian y cuidan a su familia al mismo tiempo.
Pude acceder a formación técnica y también a orientación para continuar con un programa universitario. Y lo mejor: con facilidades de pago y opciones de financiación solidaria.
Más allá del conocimiento académico, estudiar me dio herramientas para expresar mis ideas, tomar decisiones con mayor criterio y abrirme a nuevas oportunidades laborales. La Educación Coomeva no solo me conectó con programas, también me brindó asesoría personalizada, ferias educativas y alternativas que se ajustaban a mi ritmo de vida.
Sentir que no estás sola en ese proceso hace toda la diferencia.
Con la formación que recibí pude tomar mejores decisiones en mi negocio. También supe cómo estructurar una propuesta de valor, administrar mis ingresos y pensar en sostenibilidad. Y sé que muchas otras personas, a través de este modelo solidario, han encontrado el impulso que necesitaban para ascender laboralmente, cambiar de sector o incluso estudiar en el exterior.
La UNESCO lo dice claramente: “cada año adicional de escolaridad puede aumentar el ingreso individual hasta en un 10%”. Pero más allá del dinero, está el crecimiento personal, la posibilidad de reinventarse, de ampliar la visión del mundo. Y eso no tiene precio.
Hoy tengo claro que nunca es tarde para aprender. Y que cuando se cuenta con un sistema educativo que se adapta a ti, y no al revés, estudiar deja de ser un reto y se convierte en una oportunidad real.
Gracias a Educación Coomeva, estudiar no fue un sacrificio, fue una decisión que sigue dando frutos.
Referencias: