Uno de los pasajes más sorprendentes de la versión para cine de Alicia en el País de las Maravillas es aquella cuando se encuentra con el Sombrerero, la Liebre de Marzo y el Lirón, quienes están celebrando el día del “no cumpleaños”.
Más allá de las situaciones divertidas que muestra la película, queda en evidencia una invitación maravillosa: celebrar el aquí y el ahora; y no esperar a recordar el cumpleaños pasado o añorar el que no ha llegado.
Cuando miramos al pasado caemos en la añoranza por lo que ya se fue o la culpabilidad por lo que se hizo o se dejó de hacer.
¿Podemos modificar lo que ya sucedió? Definitivamente no.
Cuando nuestra atención se centra en el futuro, inevitablemente llega la preocupación por lo que pueda pasar. ¿Podemos anticipar si quiera lo que nos pueda pasar mañana o incluso en las próximas horas? Definitivamente no. Tal como lo indica la palabra pre – ocuparse, es ocuparse de algo que no ha llegado, y como lo expresa un consejo conocido por muchos: ¡No se preocupe, ocúpese!
Ni el pasado ni el futuro son nuestros. Sólo tenemos el presente: el aquí y el ahora.
Cuando recibimos un obsequio, recibimos un presente. Por eso se llama presente porque es un regalo que se nos ha dado, y depende de nosotros que lo veamos y lo valoremos como tal. Si ese presente que se nos ha dado lo malgastamos con la culpabilidad del pasado y las preocupaciones del futuro, lo estamos dejando robar.
Siguiendo con las enseñanzas de los cuentos para niños, hay un diálogo de gran profundidad entre el maestro Hora y la pequeña Momo, en el libro Momo* de Michael Ende:
- ¿No podrías organizarlo (refiriéndose al tiempo de los hombres) de tal manera – preguntó Momo- , que los ladrones del tiempo no pudieran robar más a los hombres?
- No, eso no puedo hacerlo- contestó el maestro Hora -, porque lo que los hombres hacen con su tiempo tienen que decidirlo ellos mismos. También son ellos quienes han de defenderlo. Yo sólo puedo adjudicárselo. Momo recorrió con la mirada la sala y preguntó:
- Para eso tienes tantos relojes, ¿no? ¿Uno para cada hombre?
-No Momo – contestó el maestro Hora-. Esos relojes no son más que una afición mía. Sólo son reproducciones muy imperfectas de algo que todo hombre lleva en su pecho. Porque al igual que tenéis ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, tenéis un corazón para percibir con él, el tiempo. Y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero, por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir.
* Ende, M. (1984) Momo. (16º edición, p.152). Ediciones Alfaguara.
Esta reflexión aplicada a la gerencia, encaja perfectamente.
Si el tiempo de los líderes lo consume la revisión de resultados del mes anterior o incluso de antes y en recibir reportes de gestiones pasadas, su atención está puesta en el ayer y lo que puede modificar es poco o nada, con excepción de aquellas miradas de aprendizaje y análisis causa – efecto, que tienen su validez si se ponen en su justa dimensión y se actúa en consecuencia.
Si su mirada está enfocada en los planes por realizar, las amenazas que contrarrestará, los nuevos competidores que aparecerán, las decisiones de los gobiernos, la nueva reglamentación que aparecerá, y... la lista podría ser muy larga, definitivamente su atención está en el futuro que es imposible predecir con claridad, con excepción de aquellos ejercicios juiciosos de planeación que revisa en forma permanente las tendencias, con el marco de las fortalezas y capacidades internas de la empresa y la consciencia de las brechas que tiene que cerrar, para así identificar nuevas oportunidades de creación de valor.
Más que un estilo de ver las cosas, debe ser un imperativo estratégico de la gerencia enfocarse en el presente y en el día a día de su gestión con mediciones en tiempo real y los balances diarios que los dueños de los procesos realicen y que giren alrededor de estas preguntas:
¿Cómo estuvo hoy mi gente, trabajó feliz y en equipo?
¿Los indicadores de calidad de mi proceso estuvieron en los valores esperados y puedo mejorar mis estándares?
¿Percibieron mis clientes el cumplimiento de mi propuesta de valor y además de volver quieren recomendar mi empresa a otras personas?
¿Los indicadores financieros estuvieron dentro de lo esperado?
Sólo los líderes que disfruten el hoy, estén centrados en el aquí y el ahora, mejoren de manera continua y descentralizada y lo más importante, perciban el tiempo con el corazón, serán los merecedores de seguir recibiendo muchos “presentes”.