Importancia del sueño en los niños

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Niña dormida

Entre otras cosas, el sueño promueve el estado de alerta de los niños, mejora la memoria y mejora las actitudes. Los niños que duermen lo suficiente se desempeñan mejor y es menos probable que tengan problemas de comportamiento e irritabilidad. A los niños que se duermen solos les puede resultar más fácil volver a dormirse cuando se despiertan en medio de la noche.

Es importante que los niños sepan que no necesitan su ayuda para conciliar el sueño y que es normal despertarse varias veces durante la noche. De vez en cuando, es recomendable volver a poner a dormir solo a tu pequeño, al igual que los adultos.

Ahora bien, hay ciertos consejos para contribuir a los buenos hábitos de sueño en los infantes, en estimular al niño a quedarse dormidos solos. Es decir, que el infante logre conciliar el sueño por sí mismo, con el fin de establecer asociaciones favorables o positivas hacia el sueño. La ayuda de los padres no debe ser necesaria para que el niño se duerma, ya que esto puede dificultar que el niño no pueda volver a dormirse solo cuando se despierta. Por otra parte, la presencia de un padre en la habitación del niño cada vez que este despierte, aumenta la necesidad posterior para que el niño vuelva a dormirse. Así mismo, los bebés que se cargan de brazos cuando se despiertan no vuelven a dormirse por sí solos, claro está que hay momentos cuando el cuidado no debe ser negado, siendo relevante que el niño reciba un mensaje claro y preciso de que el objetivo es que se duerma sin ayuda.

La primera etapa es la del adormecimiento, en dicha etapa el infante duerme tan poco que cuando se despierta ni se acuerda que ya se durmió. Esta etapa es muy corta, pero es importante no perturbarla. Por esta razón, debe intentar crear un ambiente tranquilo, con poco ruido y con poca luz.


La segunda etapa del sueño ligero. El corazón y los músculos se vuelven lentos y funciones como la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal disminuyen. En esta etapa será más difícil que el niño se despierte, pero es recomendable seguir manteniendo un ambiente tranquilo.

Niño durmiendo

La tercera etapa es la del sueño profundo, el sueño es más prolongado y permite que el cuerpo descanse y recupere su energía, esto es lo que se conoce como la reparación del sueño. Las ondas delta se producen en el cerebro, lo que ralentiza el movimiento y ralentiza, pero mantiene la respiración y el ritmo cardíaco. Al infante le cuesta despertarse en esta etapa. Sin embargo, es la etapa donde aparecen los malos sueños, comúnmente conocido como las famosas pesadillas o terrores nocturnos, en donde el infante despierta y será muy difícil que se vuelva a dormir de manera tranquila, en donde se vuelve vital las caricias, consuelo y abrazos de sus progenitores.

La última fase es despertar que son sueños paradójicos, en donde se intensifica el sueño REM. Es decir, los movimientos oculares rápidos, una etapa o fase profunda del sueño en la que el cerebro está bastante activo. Sin embargo, el tronco encefálico bloquea las neuronas motoras para impedir el movimiento. A medida que esta fase va mermando, los sueños se vuelven más frágiles hasta que el niño se despierta.

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