La respiración consciente es vital para nuestro organismo, podemos prescindir de alimento sólido y líquido por algún período de tiempo, pero jamás privados de aire, solo unos pocos minutos sin oxígeno serían suficientes para fallecer.
El aire está compuesto por: nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono y gases inertes. De estos componentes, el más abundante es el nitrógeno (el cual no absorbemos) y le sigue el oxígeno, principal compuesto requerido por nuestras células para producir energía.
Nuestro cerebro para funcionar requiere del 20 por ciento del oxígeno que obtenemos del aire durante el proceso de respiración. Por tanto, una inadecuada respiración conlleva una afectación de la eficiencia del sistema nervioso, afectando nuestra capacidad para funcionar.
Todos los seres humanos aprovechamos diferente porcentaje del oxígeno inhalado durante la respiración, dependiendo de nuestro estado de salud y estado físico. Las personas más saludables y activas físicamente realizan una mayor absorción del oxígeno presente en el aire.
Para mejorar nuestra capacidad respiratoria se pueden aprender técnicas de respiración. Como la respiración influye en el funcionamiento de nuestro cerebro, debemos tener en cuenta lo siguiente:
Nuestros cambios emocionales suelen manifestarse a través de cambios respiratorios como:
Toma conciencia del ritmo de tu respiración, este debe ser lento y profundo. Muchos momentos en nuestra vida requieren que respiremos hondo, y que obtengamos el aire necesario para calmarnos, mientras que ordenamos nuestros pensamientos y emociones para así tomar decisiones acertadas.
De ahora en adelante, cuando las cosas no ocurran como deseas y/o no obtengas las respuestas que esperas, en esos momentos, recuerda respirar hondo.