Un dilema de gran importancia para numerosas empresas e
instituciones, especialmente en esta era del teletrabajo, consiste en
cómo construir una cultura laboral saludable para cada
uno de los empleados. A menudo, las relaciones profesionales
entre colegas pueden resentirse por pequeños malentendidos o
errores involuntarios de comunicación en momentos de estrés, lo que
afecta el buen funcionamiento de los equipos o dependencias y
perjudica, a corto, mediano y largo plazo, los objetivos y metas
generales de la empresa. Un posible punto de partida, tras identificar
este tipo de problemas, está en lo que se conoce como
comunicación asertiva.
La comunicación asertiva es una
herramienta que ofrece una serie de
pautas encaminadas a corregir
comportamientos, usos del lenguaje
e incluso gestos recurrentes que son
percibidos como incómodos o
improcedentes en el ambiente
laboral. Establecer canales fluidos
de diálogo entre colegas, directivos,
mandos intermedios y clientes implica un
reconocimiento de la posición de cada
individuo, así como del contexto (formal,
informal, presencial, por teléfono o chat,
entre otros) en el que tiene lugar el proceso
comunicativo. Para alcanzar este objetivo,
es preciso distinguir entre tres
niveles de comunicación, cada uno
con sus propias particularidades y
tipos de impacto en el interlocutor.
En cada caso, vale la pena señalarlo, lo
importante es ser coherente con los otros
niveles, a fin de presentar una imagen
integral, clara y empática.
Comunicación verbal:
Dentro de las recomendaciones esenciales
para formular una metodología asertiva que
pueda implementarse en nuestro trabajo,
está hacer uso de un lenguaje
sencillo, pero no coloquial, directo,
que emplee sobre todo palabras con
connotaciones positivas y evite hacer uso
de frases imprecisas. Así mismo, es
importante identificar los tiempos del
diálogo, consultar siempre la opinión del
interlocutor y no interrumpirlo ni
alzar la voz de manera súbita.
Comunicación no verbal:
Es preciso cuidar nuestra
gesticulación, postura y contacto
visual, pues son elementos que
apoyan y reafirman el mensaje que
queremos transmitir. Por tanto,
hay que mantener una postura erguida y
mirar a los ojos del interlocutor, lo que
indica seguridad, atención y sinceridad, al
igual que abstenerse de hacer movimientos
bruscos o exagerados, especialmente
cuando la otra persona está hablando.
Comunicación paraverbal:
Nos referimos en este caso a la
forma en que suenan las palabras
que decimos, ya que esto también
define cómo serán recibidas. Debemos
prestar atención a la velocidad, el tono y
ritmo de nuestra voz, así como a la
modulación y las pausas con las que
separamos cada frase.
En este sentido, un buen ejercicio puede ser analizar cómo se desarrollan estos tres niveles en nuestro
entorno inmediato, ya que a menudo sólo identificamos nuestros errores o aciertos cuando los vemos en
otras personas. Lo importante de la comunicación asertiva es que opera como un factor decisivo de cambio,
ya que inspirará a nuestros colegas, clientes y demás miembros de la comunidad
a esforzarse por respondernos de la misma manera, lo que sin duda traerá
beneficios incalculables en nuestras relaciones personales y de negocios.