Oh, dolor
Nunca te apartas de la vida del ser humano
Desde el comienzo hasta el final tomas gran lugar.
Oh, dolor
No respetas ni lugar, ni edad
Siempre estás ahí aún en misa y en la oración del hombre
Estás ahí para tratar de parar alguna actividad, creyendo que con eso triunfarás.
No respetas ni noche ni sueño, sin importar la época, el año o situación
Te convertiste en el compañero del despertar del hombre
Como una pesadilla, porque estás presente en el sueño, viendo a qué hora lo despiertas,
Como si fueras el malvado hechicero de la vida del hombre.
Oh, dolor
Los medicamentos y anestésicos parecen vencerte,
Pero es sólo una ilusión,
Una corta ilusión que se desvanece en horas y segundos.
Y parece como si te regocijaras de aquella situación,
Porque se sabe que es difícil apartarte completamente de ese momento.
Oh, dolor
Serás el eterno compañero,
Listo para aparecer cuando no deberías,
Desafiando toda razón,
Y aún cuando esa razón expresa que estás ahí por corto tiempo,
Un tiempo que nunca termina.
Ya los médicos saben que tu presencia es inminente
Pueden manejarte, pero no hacerte desaparecer de la vida de sus pacientes
Porque ni los mismos médicos se salvan de tu presencia.
Oh, dolor
Eres como un fantasma al que la humanidad no puede huir.
Dirás que eres la señal de que el cuerpo humano está enfermo,
Dirás que eres la seña de alguna mejoría,
Pero aun siendo señal o mejoría, nadie dirá que eres agradable
Oh, dolor
Serás el compañero del cuerpo,
Compañero de sentimientos, de la educación, del amor y de la muerte.
También eres compañero de las enfermedades crónicas en donde no desapareces,
Porque eres el aviso que el cuerpo está dañado.
Y si dicho cuerpo es curado, sabrás que no tiene importancia
Porque en otro momento volverás a ser parte de la vida del ser humano.
A veces el ser humano aprende a vivir contigo, otras veces pide que te alejes,
Pero eso no te importa, porque apareces sin consideración alguna.
Oh, dolor
No desapareces durante una recuperación,
Porque eres parte de la sanación,
Indicando que el alma o el cuerpo vuelve a su condición natural
Oh, dolor
Piensas que nunca serás vencido,
Pero uno lo harás:
Es Dios, el Padre Perfecto, en quien no tienes lugar,
Porque eres el resultado del hombre imperfecto.