Estudiar mientras se tiene un empleo de tiempo completo es uno de los mayores desafíos para muchos profesionales. La falta de tiempo, el cansancio al final del día y la presión de cumplir metas laborales pueden hacer que estudiar parezca una tarea casi imposible. Sin embargo, con técnicas adecuadas es posible avanzar, aprender de manera más eficiente y construir una rutina que realmente funcione.
Una de las estrategias más efectivas es trabajar el contenido en bloques cortos y muy enfocados. Sesiones de 20 a 30 minutos evitan la fatiga mental y permiten avanzar aun cuando la agenda está llena. Este enfoque también facilita aprovechar pequeños espacios del día: una mañana libre, un trayecto en transporte o el tiempo después de la jornada laboral. Estudiar no siempre requiere largas horas; a veces, requiere constancia bien distribuida.
Otro aspecto clave es priorizar la información. Las personas que trabajan suelen tener una
carga cognitiva más alta, lo que hace indispensable seleccionar los temas esenciales y
enfocarse primero en ellos. Revisar el programa del curso, identificar cuáles contenidos son
necesarios para aprobar, cuáles aportan al trabajo y cuáles son opcionales permite
construir una ruta más clara y manejable.

El método de estudio también influye. Leer después de un día pesado puede ser poco productivo, por lo que las técnicas activas se vuelven especialmente útiles: explicar un concepto en voz alta, hacer resúmenes escritos a mano, resolver ejercicios o crear un mapa conceptual ayudan a fijar la información con menos tiempo. Cuando el estudio se vuelve dinámico, la retención mejora incluso en momentos de cansancio.
Además, integrar el aprendizaje con situaciones del trabajo es una forma de acelerar el
proceso. Aplicar un concepto a un proyecto real hace que el estudio tenga un propósito
directo, lo cual aumenta la motivación y facilita la comprensión. Cuando un profesional ve
cómo lo aprendido le soluciona problemas cotidianos, estudiar deja de sentirse como una
carga adicional.
La planificación también es determinante. Más que llenar una agenda, se trata de identificar
cuándo hay energía suficiente para concentrarse. Algunas personas rinden mejor temprano,
otras logran mayor productividad en la noche o los fines de semana. Construir un plan
semanal basado en ritmos personales permite mantener el equilibrio entre trabajo, estudio
y descanso.

Al final, combinar estas técnicas puede hacer que estudiar sea un proceso más ligero y sostenible. Y cuando se cuenta con apoyo adicional, el camino es mucho más llevadero. Desde programas de formación, alternativas de crecimiento profesional, asesorías yherramientas pensadas para impulsar el desarrollo continuo, Coomeva ofrece un respaldo real para quienes desean seguir aprendiendo sin descuidar su vida laboral. Con el acompañamiento adecuado, estudiar mientras se trabaja no solo es posible: también es una oportunidad para avanzar hacia nuevas metas con mayor seguridad.
Referencias
1. Brown, P., Roediger, H., & McDaniel, H. (2014). Make It Stick: The Science of Successful Learning.
2. Newport, C. (2016). Deep Work.