La memoria es mucho más que un recurso biológico: es la base sobre la cual se construyen el aprendizaje, la toma de decisiones y la capacidad de resolver problemas. En un mundo en el que la información circula a gran velocidad, estudiantes y profesionales necesitan herramientas para recordar lo esencial y aplicarlo en el momento justo.
Una de las técnicas más valoradas es la repetición espaciada, que consiste en repasar la información en intervalos de tiempo crecientes. Este método evita el olvido rápido y favorece la retención a largo plazo. Por ejemplo, un estudiante que repasa una fórmula matemática al día siguiente, luego a la semana y después al mes, logra fijarla de manera más sólida que si la estudia intensivamente en un solo día.
Otro recurso útil es la asociación de ideas. Relacionar conceptos nuevos con imágenes,
experiencias personales o palabras clave ayuda a activar más rutas neuronales. Esto explica
el éxito de los llamados “palacios de la memoria”, en los que la persona ubica mentalmente
datos importantes en espacios imaginarios de una casa o un recorrido cotidiano.
La escritura activa también juega un papel clave. Elaborar resúmenes, diagramas o mapas
conceptuales obliga a procesar la información y reorganizarla con palabras propias, lo que
fortalece la comprensión y la retención. Esta técnica resulta valiosa tanto para estudiantes
como para profesionales que deben preparar presentaciones o exponer proyectos de forma
clara.
Además, la memoria no depende solo de los métodos de estudio, sino también del
bienestar integral. Dormir entre siete y ocho horas diarias, practicar ejercicio regularmente
y mantener una alimentación equilibrada son factores que inciden directamente en la
capacidad de recordar. Asimismo, la reducción de distractores digitales y la práctica de la
atención plena favorecen la concentración, condición indispensable para fijar recuerdos
duraderos.
En el ámbito laboral, aplicar estas técnicas puede marcar una diferencia significativa.
Memorizar cifras clave, procesos internos o detalles de clientes no solo agiliza la
productividad, sino que también fortalece la confianza personal. Para quienes se
desempeñan en profesiones de alta exigencia, la memoria entrenada se convierte en una
herramienta estratégica.
Fortalecer la memoria es, en definitiva, una inversión en el crecimiento personal y
profesional. Cada técnica incorporada se traduce en mayor seguridad, mejores resultados
y más oportunidades para enfrentar nuevos retos. Y cuando este proceso de aprendizaje se
acompaña de redes de apoyo como las que ofrece Coomeva, los beneficios se amplifican:
acceso a programas de formación, escenarios de bienestar y comunidades que inspiran a superarse. Porque recordar mejor no solo es cuestión de método, también es cuestión de
contar con aliados que impulsan a dar el siguiente paso.
Referencias:
• Baddeley, A. (2015). Working Memory and Learning: A Practical Guide for Students and Professionals.
• Ministerio de Educación Nacional. (2024). Estrategias de aprendizaje y memorización para entornos educativos.