La atención primaria en salud (APS) surgió en los años 70. Después de la II Guerra Mundial, cuando el sistema de salud iba hacia una crisis. Esto, debido a los altos costos del cuidado de la salud, la reducción de recursos económicos para la atención médica reparativa de enfermedades y de las coberturas de los servicios médicos (Tejada, 2013).
La atención primaria en salud nació como respuesta a la iniciativa “Salud para todos”. Esta contemplaba objetivos inalcanzables con el modelo de salud tradicional, por lo que en 1978 la OMS y UNICEF convocaron a la conferencia de Alma-Ata. Allí se firmaron compromisos para establecer un nuevo modelo (Tejada, 2013).
Es el primer contacto frente a cada nueva necesidad, sin barreras y con acceso a atención especializada. De modo que permite (Elorza et al., 2017):
Este aspecto trata de la responsabilidad continua sobre la salud del paciente. Esto supone un vínculo continuo con el proveedor de atención primaria en salud, quien se convierte en la fuente regular, usada a lo largo del tiempo. Sus ventajas son (Elorza et al., 2017):
Reconoce las necesidades de salud orgánica, psicológica y social. Además, cuenta con servicios preventivos y curativos, así como la adecuada derivación del paciente. Bajo este concepto se logra (Elorza et al., 2017):
El equipo de salud debe asumir objetivos comunes y desarrollar actividades propias de la APS, desde una perspectiva interdisciplinaria, con un enfoque individual, familiar y comunitario. Además, debe enfatizar en la prevención de la enfermedad y promoción de la salud (Franco, 2015).
Definitivamente, la atención primaria en salud no corresponde al estrato más bajo de los servicios de salud. Por el contrario, es una entrada logarítmica a la atención en salud, cuya versatilidad permite implementar nuevas tecnologías, como el RPA. Si quieres estar actualizado sobre este y otros temas, te invitamos a unirte al grupo de Facebook de profesionales.