El aprendizaje no tiene edad, y en un mundo donde la información evoluciona rápidamente, el intercambio entre generaciones se vuelve más valioso que nunca. El aprendizaje intergeneracional propone un enfoque donde jóvenes y adultos mayores comparten conocimientos, experiencias y habilidades, creando un entorno de crecimiento mutuo que beneficia tanto a nivel personal como comunitario, fortaleciendo además los lazos familiares y sociales.
1. Transferencia de conocimientos: los adultos mayores poseen experiencias acumuladas que pueden guiar a los más jóvenes, desde aspectos profesionales hasta valiosas lecciones de vida. Al mismo tiempo, los jóvenes aportan nuevas perspectivas, competencias digitales y metodologías modernas que enriquecen a los mayores de manera significativa.
2. Fortalecimiento de vínculos: compartir experiencias fomenta relaciones más sólidas entre familiares, comunidades y equipos de trabajo, generando empatía, comprensión y respeto intergeneracional.
3. Estimulación cognitiva: para los adultos mayores, enseñar y aprender de otras generaciones mantiene la mente activa, mejora la memoria y reduce el riesgo de aislamiento social y soledad.
4. Desarrollo de habilidades sociales: la interacción constante con personas de diferentes edades promueve paciencia, tolerancia, comunicación efectiva y capacidad de resolución de conflictos.
El aprendizaje intergeneracional puede llevarse a cabo en distintos ámbitos:
• Educación formal: programas en colegios y universidades que integran tutorías entre estudiantes y mentores mayores.
• Comunidades y voluntariado: talleres donde adultos mayores enseñan oficios, artes o valores, mientras los jóvenes colaboran con tecnologías o gestión de proyectos innovadores.
• Familia: la transmisión de saberes culinarios, culturales o financieros se convierte
en una experiencia enriquecedora para ambas partes, fortaleciendo la unidad
familiar.
Para que este modelo funcione, es fundamental promover la apertura y la escucha activa. A veces, los prejuicios generacionales dificultan la interacción; es necesario reconocer que ambos grupos tienen mucho que aportar y aprender. Asimismo, la creación de espacios seguros, inclusivos y organizados facilita el intercambio productivo y respetuoso.
Cuando jóvenes y mayores colaboran, no solo crecen individualmente, sino que también fortalecen la cohesión social. Los programas intergeneracionales fomentan la inclusión, reducen la brecha digital y cultural, y contribuyen a comunidades más resilientes, solidarias y equitativas.
El aprendizaje intergeneracional demuestra que cada persona, sin importar la edad, tiene
algo valioso para ofrecer. Crear puentes entre generaciones transforma la manera en
que nos relacionamos y potencia un desarrollo más equilibrado, enriquecedor y
sostenible.
En este contexto, Coomeva acompaña a sus asociados con programas educativos y talleres que promueven la interacción intergeneracional, fomentando la transferencia de conocimientos y habilidades para construir comunidades más unidas, solidarias y con oportunidades para todos.
Referencias
• Generations United (2022). Intergenerational Learning and Social Impact.
• Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) (2023). Aprendizaje a lo largo de la vida: enfoques intergeneracionales.