Vivimos en una sociedad donde muchas veces se exalta el logro individual, la competencia y la autosuficiencia. Sin embargo, hay un poder inmenso aunque a veces invisible en la cooperación. Esa capacidad de unirnos, de pensar en colectivo, de construir con otros, ha sido la base de algunas de las transformaciones sociales más poderosas del mundo.
Cooperar no significa solo “ayudar” o “trabajar en equipo”; es una filosofía de vida basada en la solidaridad, el respeto mutuo, la equidad y la búsqueda de bienestar compartido. Es entender que mi bienestar también depende del bienestar de mi comunidad, que cuando todos crecemos, avanzamos más lejos.
En Colombia, este principio está más vivo de lo que creemos. Las cooperativas han sido motores de desarrollo en sectores tan diversos como la salud, la educación, las finanzas, la vivienda y el emprendimiento. Según cifras de la Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop), más de 6 millones de personas hacen parte de alguna forma de economía solidaria en el país. Y es que el modelo cooperativo tiene algo que otros no: pone al ser humano en el centro, por encima del capital.
Cooperar es también una manera de resistir las desigualdades. En un mundo donde muchas veces se privilegia lo inmediato, lo individual y lo rentable, la cooperación propone una lógica más humana: decisiones democráticas, beneficios colectivos, procesos sostenibles. Y eso tiene un impacto real. Las comunidades que cooperan tienen más capacidad de adaptación, mayor resiliencia económica y mejores condiciones de bienestar.
Además, el cooperativismo promueve la inclusión y la participación activa. Cada persona cuenta, cada voz importa, y cada decisión se toma con la comunidad en mente. Esa visión fortalece el tejido social y empodera a quienes tradicionalmente han estado al margen del sistema económico.
Desde las juntas de vecinos hasta las grandes cooperativas de trabajo, el cooperativismo demuestra que otro camino es posible. Uno donde no compitamos, sino que colaboremos. Donde no seamos consumidores, sino protagonistas. Donde no se busque ganar a costa del otro, sino crecer juntos.
En Coomeva, creemos en ese camino. Nuestra razón de ser es el modelo cooperativo, y desde allí impulsamos iniciativas de desarrollo humano, bienestar, educación, emprendimiento, salud y soluciones financieras para nuestros asociados y sus familias. Cada vez que eliges participar, construir o aportar, estás siendo parte activa de una comunidad que pone la vida en el centro.
Porque cooperar no es solo un verbo. Es una decisión diaria de construir juntos un mejor futuro.
Referencias: