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Los Muiscas (del muysc cubum: muysca /mʷɨska/), son un pueblo amerindo que ha habitado el altiplano cundiboyacense y el sur del departamento de Santander, en el centro de la actual República de Colombia desde aproximadamente el siglo VI a. C, y cuyos descendientes viven actualmente en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y parte de Santander. Una pequeña parte de su población está organizada en forma de cabildos indígenas en la ciudad de Tunja, y en localidades del distrito de Bogotá como Suba, Bosa, Usme, Fontibón y Facatativá, además de municipios como Chía, Cota, Mosquera y Sesquilé. Buena parte de la población actual de la Cordillera Oriental de Colombia es resultado del mestizaje entre los Muiscas y otros pueblos, principalmente españoles. En consecuencia, es probable que nuestros familiares, amigos o conocidos, sean descendientes de la cultura muisca.
Las comunidades indígenas de nuestro continente poseían una cultura muy basta en todos los aspectos incluyendo la medicina. Ellos trataban las enfermedades a base de hierbas, dependiendo de síntomas que presentaran. Los Muiscas contaban con conocimientos médicos avanzados, que aplicaban, según los cronistas, en el tratamiento de afecciones respiratorias y cutáneas, úlceras y estados febriles, para lo que también se valían de prácticas religiosas y hierbas medicinales.
El conocimiento de las hierbas como la coca, la marihuana y el borrachero, eran utilizados por los jeques (o sacerdotes), como anestésico y para evitar la hinchazón de las llagas. Otros usos que se les daba a estas plantas era fortalecer los huesos quebrados, sacar el frío del cuerpo, o sanar las llagas infectadas y purulentas. Estos conocimientos ayudaron a la comunidad a sobrevivir y poder combatir las molestias mencionadas anteriormente.
Hoy en día podemos comparar el uso que se le da a la coca con el que la usaban los indígenas: Mientras ellos la utilizaban como medicina y para calmar el hambre, hoy se le tiene como una sustancia nociva, que sólo es utilizada para sacar beneficios económicos, sin importar el mal que se le hace a la humanidad.
Otra planta que fue utilizada por los Muiscas, era el borrachero como anestésico. Afortunadamente, los médicos tenían gran experiencia, pues si fallaban, la comunidad podía matarlos.
Desafortunadamente, con la llegada de los españoles aparecieron varias enfermedades como la lepra, la viruela, y la sífilis, provocando una gran epidemia, y por ende, diezmó la población indígena más que la española.
Como nos demuestra o nos hace saber la historia, uno de los primeros contagiados por la lepra en nuestro continente, fue Gonzalo Jiménez de Quesada. Luego, la tuvo uno de sus soldados, ocasionando una gran tragedia que no sólo se refiere a la disminución de la población indígena, sino a la pérdida de sus pertenencias y de sus seres queridos, a causa de desconocidos ambiciosos como más poder.
Dicha ambición fue provocando la destrucción de una cultura basta en figuras bellas como las máscaras y las narigueras, así como el conocimiento médico, dada la creación de empresas para controlar la entrada y salida del oro, en lugar de investigar y aprovechar dicho conocimiento. En lugar de hacer dicha exploración, los españoles llegaron a imponer sus costumbres, su religión, así como el abuso hacia la población, obligándolos a ir a expediciones a lugares desconocidos para nunca más volver a sus hogares. Y las mujeres indígenas que podían tener sabiduría en la práctica médica, eran obligadas por los conquistadores a ser sus concubinas, impidiendo así la continuación de una tradición que hubiera podido ser útil en nuestros días.
Gracias a la creación de las audiencias, se pudo frenar la falta de consideración española para obtener las cosas, así como la intervención de los misioneros para apaciguar los ambientes, a Simón Bolivar con la batalla de Boyacá, y también a la ciudadanía con su manifestación del 20 de julio de 1810.
Pero aun así, el conocimiento médico, las prácticas religiosas y el arte de los Muiscas han pasado a un segundo plano por la imposición de costumbres y formas de pensar, las cuales no permiten abrir la curiosidad para meterse en la vida de un pueblo que sólo quiso mostrar su cultura a quienes pasaran por su territorio. Gracias a los cronistas hoy sabemos que existió una cultura llena de sabiduría. Ahora nos corresponde a nosotros descubrir la huella que los Muiscas nos dejaron para la posteridad.