Todas las organizaciones, en su día a día, buscan lograr objetivos estratégicos que satisfagan lo esperado por sus accionistas principalmente, sus clientes y demás partes interesadas. Estos objetivos son pensados y definidos por la alta dirección, y para su consecución se requiere de la ejecución de diferentes estrategias y tácticas, las cuales parten del nivel corporativo-estratégico, pasan al nivel negocios-divisional y luego recaen en el nivel proceso-operativo. Para que todas estas estrategias y tácticas aporten al logro de los objetivos, las organizaciones deben hacer seguimiento permanente a los resultados que se van alcanzando, verificando el grado de avance de la organización en la búsqueda de los objetivos. Para ello, se apoyan de cuadros de mando integral.
El cuadro de mando integral (CMI) es una metodología de gestión estratégica que permite, a través de indicadores clave de desempeño KPI, visualizar el desempeño organizacional y comunicar la estrategia al personal. Gracias al avance tecnológico, las empresas pueden hoy construir CMI muy visuales, registrando muchísimos datos a través de 4 perspectivas: la financiera, del cliente, de procesos internos y de aprendizaje y crecimiento. La herramienta más básica para presentar un CMI puede ser Excel, pero hoy existen herramientas de gestión estratégica más modernas, tales como visualización de datos con Power BI y Tableau.
Pero, ¿un cuadro de mando integral y un dashboard son lo mismo? La respuesta es no. Un dashboard es una herramienta de visualización que permite monitorear el desempeño de los procesos o áreas específicas de una organización. Generalmente, en un dashboard se presentan principalmente indicadores clave de desempeño KPI en tiempo real o lo más actualizados posible. Por otra parte, el CMI va más allá: no solo incluye métricas, sino también objetivos estratégicos de alcance global para la organización; la información que posee el CMI puede ser histórica, actual y proyectada, la cual sirve de base para la toma de decisiones.
El alcance del CMI corresponde al nivel corporativo y estratégico de la organización, mientras que el dashboard se utiliza principalmente en el nivel táctico-operativo. Por lo anterior, se puede afirmar que un dashboard puede servir como insumo para actualizar o complementar un CMI, considerando que la ejecución de un plan estratégico suele desarrollarse de abajo hacia arriba: partiendo de lo operativo, avanzando hacia lo táctico e impactando en lo estratégico. De esta manera, los datos y análisis generados en el dashboard contribuyen a enriquecer la información estratégica gestionada con el CMI.
Para resumir, tanto el CMI como el dashboard coinciden en que, dentro del ciclo PHVA, resultan fundamentales durante las fases de verificar y actuar, ya que se complementan y son útiles para la gestión y análisis de datos en un contexto competitivo cada vez más complejo que demanda rapidez en la respuesta organizacional.
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Fuentes: