El ejercicio aeróbico es aquel que requiere oxígeno para nuestras células musculares, éste se realiza en forma continua y lenta, mientras que en el anaeróbico, no se requiere oxígeno en nuestras células, es explosivo, es decir, se realiza rápidamente y es de corta duración.
El ejercicio aeróbico es prolongado, de inicio lento y mantenido. Algunos ejemplos de ejercicio aeróbico son: bailar, montar en cicla, caminar, mientras que el ejercicio anaeróbico por excelencia, corresponde a los ejercicios con pesas o mancuernas, cuyo propósito es fortalecer y/o desarrollar musculatura, como al hacer abdominales o las carreras de poca distancia que se realizan de manera rápida.
La elección del tipo de ejercicio adecuado para cada persona va a depender de nuestro objetivo, si lo que pretendemos es perder peso lo acertado es optar por el ejercicio aeróbico, mientras que si nuestra intención es tonificar los músculos o desarrollarlos, lo recomendable es el ejercicio anaeróbico.
Lo ideal si quieres mantener un estado saludable, es que realices ejercicios mixtos, tanto aeróbicos como anaeróbicos, los ideales en este caso, son los deportes como fútbol, baloncesto, béisbol, tenis, voleibol, entre otros.
Debes tener siempre en cuenta que el ejercicio debe acondicionarse a las necesidades individuales, enfermedades preexistentes y a la edad, y que el realizar ejercicio no sólo te permite controlar tu peso, sino que regula muchas enfermedades como la hipertensión, diabetes e hiperlipidemias, además de contribuir a la disminución de la probabilidad de problemas cardiacos y cerebrales.
El ejercicio anaeróbico contribuye a mantener el cuerpo tonificado y fuerte. Independiente del ejercicio que escojas para realizar aeróbico o anaeróbico, se asiduo en su práctica, ejercítate por lo menos tres veces a la semana entre 40 y 60 minutos por sesión para obtener los beneficios del ejercicio y por favor, evita los ejercicios físicos de una sola vez en la semana, que suponen un riesgo de accidente cerebrovascular (ACV).