La equidad de género es una responsabilidad compartida por los seres humanos, que va más allá de una simple idea; es un compromiso que busca construir un mundo mejor donde hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades para desarrollarse y alcanzar sus sueños. Para lograr esto, es esencial eliminar las barreras que aún persisten, permitiendo que la igualdad se convierta en una realidad para todos.
1. Equidad de género a nivel local:
Todo empieza en nuestras comunidades, con acciones cotidianas que, aunque pequeñas, tienen un gran impacto. Esos gestos significativos ocurren cuando las empresas crean ambientes inclusivos y cuando las escuelas enseñan a los niños el respeto y la valoración de las diferencias. También se refleja cuando vecinos se organizan para hablar sobre igualdad. Cada vez más empresas están dando pasos firmes para asegurar que sus colaboradores, se sientan valorados y respetados. Promover la equidad significa dar a cada persona las herramientas necesarias para crecer y contribuir plenamente en su entorno laboral y social.
2. Equidad de género a nivel nacional:
Los gobiernos tienen un rol fundamental en la promoción de la equidad de género. No basta con aprobar leyes; se necesita fomentar una cultura donde la igualdad de oportunidades se viva día a día. En países como Colombia, se han logrado avances importantes, como leyes para reducir la brecha salarial y políticas que promueven la participación femenina en la política. Sin embargo, el verdadero reto está en asegurarse de que estas políticas no solo existan en papel, sino que se implementen y se respeten en la práctica. Las leyes deben ir acompañadas de cambios culturales profundos que eliminen prejuicios y estereotipos, y que permitan que todos, puedan aspirar a roles de liderazgo, tanto en el ámbito público como privado.
3. Equidad de género a nivel internacional:
A nivel global, la equidad de género se promueve a través de iniciativas de organizaciones como la ONU y la OIT, que trabajan sin descanso para que la igualdad sea una prioridad. La Agenda 2030, por ejemplo, busca empoderar a mujeres y niñas, asegurando que puedan acceder a educación, salud y empleos dignos. Porque cuando las mujeres tienen las mismas oportunidades, las comunidades prosperan. Aunque se han hecho progresos significativos, aún hay regiones donde las mujeres enfrentan enormes desafíos. Por eso, es esencial que la lucha por la igualdad continúe, con acciones concretas que promuevan un entorno seguro y justo para todos.
La equidad de género es un compromiso que todos debemos asumir. Desde las acciones cotidianas en nuestras comunidades, hasta las políticas nacionales e internacionales, cada pequeño esfuerzo cuenta. Aunque el camino no siempre sea fácil, juntos podemos superar las barreras que aún existen y construir un mundo donde todos tengamos las mismas oportunidades para soñar, crecer y ser felices. Hablar de equidad de género es hablar de humanidad, empatía y del futuro que queremos para nuestras hijas, hijos y para todos.
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