La verdadera equidad comienza con permitir que cada persona exprese su identidad sin restricciones. Ver a un niño bailar Ballet no solo destaca su talento, sino que también envía un poderoso mensaje sobre la importancia de dejar que los demás sean quienes realmente desean ser, sin miedo a las expectativas sociales. Este acto de valentía inspira a otros a romper barreras y abrazar la diversidad.