Se trata de una disciplina que integra los avances de la neurociencia con prácticas de autoconocimiento, permitiendo una comprensión más profunda de cómo opera nuestra mente y cómo influye en nuestras acciones. En palabras más simples, consiste en observar, entender y regular la mente y el cerebro en tiempo real. No solo se trata de saber que tenemos emociones y pensamientos, sino de comprender por qué los tenemos, cómo se forman en nuestro cerebro y de qué manera podemos transformarlos para mejorar nuestro rendimiento, aprendizaje profesional y bienestar.
Esta comprensión permite optimizar la educación y potenciar habilidades como la concentración, la memoria y la toma de decisiones, aspectos fundamentales para el desarrollo profesional.
Estudios de la American Psychological Association revelan que aplicar principios de neurociencia y educación en el entorno educativo y corporativo mejora significativamente la retención del conocimiento y la motivación del aprendiz.
Gracias a diversos estudios, se ha identificado el impacto de la neuroconciencia en el ámbito profesional, evidenciando los siguientes hallazgos:
La neuroconciencia nos enseña que cada persona tiene formas distintas de aprender. Mientras algunos procesan mejor la información visual, otros se benefician más de lo auditivo o kinestésico. Comprender esto permite diseñar técnicas de neuroaprendizaje más eficaces, personalizadas y sostenibles en el tiempo.
Un estudio publicado en Frontiers in Psychology muestra que el aprendizaje basado en el conocimiento del funcionamiento cerebral mejora la comprensión hasta en un 23 %, en comparación con métodos tradicionales.
Uno de los descubrimientos más potentes de la neurociencia es que no se puede aprender sin emoción. Las emociones estimulan el sistema límbico, una parte fundamental del cerebro que influye directamente en cómo recordamos y decidimos. Por eso, si al estudiar o al intentar aprender algo se genera una conexión emocional, será mucho más fácil de recordar. Este enfoque se conoce como aprendizaje emocional.
La plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar, se mantiene durante toda la vida. Esto significa que nunca es tarde para aprender algo nuevo, desarrollar una habilidad o incluso cambiar de profesión. El reto está en encontrar métodos que respeten los ritmos naturales del cerebro.
La neuroconciencia está cambiando la manera en que aprendemos, permitiéndonos ser más eficientes, conscientes y estratégicos en nuestro desarrollo profesional. Ya no se trata solo de adquirir información, sino de hacerlo de forma inteligente, alineada con el funcionamiento de nuestro cerebro.
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Fuentes: