También están contenidos en el nivel inconsciente de la mente los afectos y los instintos. Los afectos constituyen la fuerza de la mente, el poder de la mente y el nivel inconsciente los desplaza sin pedirnos permiso. Cada persona viene al mundo con su porción de fuerza afectiva y tiene la responsabilidad de administrarla favorablemente, pero sin saberlo esa administración falla más de lo que quisiéramos. Esa fuerza afectiva es móvil, el sujeto la desplaza hacia los objetos que pueden ser las otras personas, el estudio, el trabajo, todo aquello a lo que le pongamos interés, por esto hay que rescatarla cada noche y reubicarla nuevamente en el propio yo, en lo cual fallamos con mucha frecuencia y dejamos los afectos fijados indebidamente en objetos desfavorables.
Un caso muy frecuente es que fijamos nuestros afectos en pensamientos hostiles, desfavorables a nosotros mismos, esto sucede porque nos equivocamos de buena fe, sin saber, de manera inconsciente, eligiendo pensamientos adversos a nosotros mismos creyendo que se trata de lo más aconsejable, esta variedad de fijación suele ser fuente de mucho sufrimiento, nos condiciona los pensamientos, siempre nos esforzamos por tomar decisiones bien pensadas, pero resulta que las decisiones siempre dependen de la fuerza afectiva que tiene una posibilidad cualquiera.
El afecto, es decir, el amor, es asunto clave en la existencia del individuo, del amor que sientas por ti mismo depende tu fuerza de voluntad, cuanto más te ames a ti mismo más fuerza de voluntad tendrás. La buena noticia es que, aunque el inconsciente los desplaza sin sujeción a la voluntad, tú puedes aprender a desplazarlo y reubicarlo según te convenga más, es una técnica sencilla, pero hay que aprenderla. Es lo que llaman autoestima, pero esta palabra no parece expresar la verdadera trascendencia de esta fuerza amorosa, fuerza vital.
La fuerza afectiva es vital porque sin afectos propios la vida no es posible, por esto el zángano que fecunda la abeja reina muere después del acto, porque consume todos sus afectos, queda vacío de afectos y por esto muere, a las personas les sucede lo mismo, mueren cuando quedan vacías de afecto propio, dirigido hacia su propia persona.
Hay un caso especial de fijación de los afectos en pensamientos adversos, que se refiere al Paradigma de Vida. Sin proponérselo, influido por las enseñanzas recibidas durante el crecimiento, por los mandatos de los padres, erige una acción como propósito de vida, se trata de algo que el individuo debe llevar a cabo en su vida, elige lo más deseable, lo más edificante, se empeña en llevarlo a cabo, le pone todo el afecto necesario, pero ignora el poder de dicho Paradigma en su vida. El paradigma se puede elegir en la niñez, en la adolescencia o en la edad adulta.
Unos ejemplos podrían ayudarnos a entender de qué se trata. En las señoras la elección del Paradigma de Vida con frecuencia tiene que ver con la maternidad, así una señora era la menor entre 11 hermanos, los 10 mayores todos eran hombres, su mamá la instruyó muy detalladamente sobre la manera como atender a sus hermanos, cómo cocinarles, cómo planchar sus camisas, etc. Ella creció y eligió como su héroe al príncipe Carlos de Inglaterra, compraba y coleccionaba las revistas que traían sus fotos, se casó y tuvo 3 hijas y su hijo menor un varón.
Se dedicó a criar y cuidar su hijo, le puso por nombre Elkin (king en inglés significa rey) y el chico creció y se desempeñaba muy bien, siendo estudiante de bachillerato se presentó en la oficina de un banco diciendo que necesitaba empleo y el gerente del banco lo contrató enseguida, ahí mismo empezó a trabajar en ese banco, allí cursó su carrera de ingeniero de sistemas y continuó trabajando en ese banco, en una ocasión el banco necesitó resolver un problema en otra ciudad para lo cual lo comisionó a él, en ese nuevo destino tenía muchos amigos, pero un día estando en su oficina, sin quejas previas, cayó desmayado, lo llevaron a la clínica y se le había estallado un aneurisma intracraneano, no sobrevivió y a su mamá le diagnosticaron cáncer de seno 3 meses después. En el nivel inconsciente consideró que ya no tenía más oficio en este mundo si su hijo ya no estaba.
Se requiere hacer un inventario de los contenidos mentales de cada uno hasta descubrir cuál de sus pensamientos es su Paradigma de vida. Una vez descubierto, hay que renunciar a dicho Paradigma y reubicar los afectos en la propia persona, en el propio yo. De ahí en adelante el paradigma de la persona debe ser mantener su vitalidad de manera indefinida.
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