La productividad es la capacidad de utilizar los recursos que tenemos (dinero, herramientas, mano de obra) para generar un resultado que sea satisfactorio y que preferiblemente se haga en un tiempo corto.
Cuando lo enfocamos en el ámbito laboral y profesional la productividad de las personas, es medida todo el tiempo para percibir si su trabajo aporta valor y si se está sacando el máximo provecho al empleado.
Sin embargo, llegamos a la fina línea entre la productividad y el exceso de trabajo, sin darnos cuenta a tiempo, que esta sobrecarga nos lleva a presentar trastornos de ansiedad, estrés ocupacional y enfermedades como el colon irritable y migraña.
Como empresarios, debemos preguntarnos entonces si: ¿Estoy manteniendo un equilibrio en las actividades que asigno a mis empleados o si los estoy llevando directo a padecimientos mentales que a la larga terminan afectando al trabajador y hasta a la propia empresa?
No podemos negar que las empresas se componen por seres humanos y que aun cuando la tecnología y la cultura de la inmediatez nos lleva a querer resultados instantáneos, el motor de una empresa son las personas que allí trabajan y por ellas debemos integrar prácticas de trabajo que les permitan retarse y cumplir sus objetivos pero que preserven su salud en todo momento.
Por eso, quiero recomendarte las siguientes acciones, que me han funcionado para mantener un equilibrio y que “la productividad” no se nos vuelva un enemigo para la salud del equipo: