Mucho se ha hablado sobre la relación mente - cuerpo, afortunadamente se ha avanzado mucho al respecto y actualmente, se ha logrado ver el lado emocional de las enfermedades, ya que hay síntomas físicos que tienen que ver con las emociones, pero ¿Cómo la mente termina afectando mi cuerpo?
Aportes de investigaciones médicas han logrado comprobar que cuando el cuerpo recibe una señal de alarma o amenaza, (problema), activa una parte del cerebro que es el hipotálamo, que lanza una señal que hace que se activen dos hormonas, la adrenalina y el cortisol y automáticamente hace que mi cerebro busque mecanismos de supervivencia, (de lucha y huida), por eso la sensación, que todos tenemos muchas veces “de salir corriendo”, en ese momento la corteza prefrontal la encargada de pensar, razonar, reflexionar y la de dar soluciones a los problemas, de repente, nubla mi razonamiento y ya no me deja pensar bien.
Médicos y psiquiatras explican muy bien lo anterior, algunos les dan un poder a las emociones en el organismo, refieren que ese cortisol que se generó ante el estrés va a cambiar nuestro organismo.
¿Pero qué pasa si vivo preocupado constantemente? Voy a generar en mi organismo un estado de alerta continuo, “medicamente una intoxicación de CORTISOL”, es decir que voy a estar en un estado de alerta permanente, lo cual puede desencadenar en muchos problemas físicos y psicológicos, como caída del cabello, sensación de ahogo en el pecho, problemas gastrointestinales, entre otros.
Cuando el organismo vive CONSTANTEMENTE EN UN ESTADO DE ESTRÉS CRÓNICO, altera el SISTEMA INMUNOLÓGICO, lo cual puede estar asociado a enfermedades como la gastritis, dermatitis, gastroenteritis, amigdalitis o colon irritable, a nivel psicológico entonces puedo empezar a estar muy irritable, como me encuentro en un estado de alerta, estoy más vulnerable y susceptible, por tanto alterando el sueño, duermes o te levantas con estado de agotamiento, generalmente dándole vueltas a las cosas, sumado a sentimientos de tristeza y otros.
En conclusión, es importante siempre consultar al médico y teniendo en cuenta la relación mente cuerpo, lo ideal es tener una atención conjunta con psicología, para que se pueda ir trabajando a la par tanto síntomas físicos como emocionales.