Tal vez no conozcas este término, pero es probable que hayas visto algunas empresas utilizar prácticas de este tipo en sus campañas publicitarias. En pocas palabras, el social washing es una práctica que utilizan algunas empresas para parecer que están haciendo “algo bueno” por la sociedad, cuando en realidad solo están tratando de quedar bien y mejorar su imagen.
Es fácil caer en la tentación de utilizar el social washing. En un mundo donde la opinión pública es tan importante, muchas empresas buscan cualquier oportunidad para destacar y mejorar su reputación. Pero esta práctica no solo es deshonesta, sino que puede tener consecuencias negativas tanto para la empresa como para la sociedad en general.
Por un lado, el social washing puede dar la impresión de que una empresa se preocupa por un problema social, cuando en realidad no hace nada para solucionarlo.
Esta falta de coherencia es fuertemente castigada por los consumidores, que al descubrir que están siendo manipulados pueden perder la confianza en la marca y en sus productos o servicios.
Además, el social washing puede generar críticas y rechazo por parte de la sociedad, especialmente si se percibe que la empresa está tratando de aprovecharse de una causa para su propio beneficio.
Pero el problema del social washing va más allá de la imagen pública de la empresa. Al centrarse en la apariencia en lugar de la acción real, las empresas que utilizan esta práctica están desviando la atención de los verdaderos problemas sociales y de los cambios que realmente se necesitan. Por ejemplo, una empresa podría utilizar una campaña publicitaria para apoyar la lucha contra el cambio climático, pero si sus prácticas empresariales siguen siendo poco sostenibles, la campaña no tendrá un impacto real en el medio ambiente.
Entonces, ¿qué deben hacer las empresas en lugar de utilizar el social washing?. Aquí te daré 3 recomendaciones:
En resumen, el social washing es una práctica que no deben hacer las empresas por quedar bien. En lugar de centrarse en la apariencia y la imagen pública, las empresas deben enfocarse en las acciones concretas que pueden tomar para solucionar los problemas sociales. Al hacerlo, no solo podrán mejorar su reputación, sino que también podrán hacer una diferencia real en el mundo.