Dentro de las etapas del ciclo vital existen diferentes transformaciones en nuestra mente y cuerpo y son las etapas que cada uno vamos pasando a lo largo de la vida, como son la niñez, la adolescencia, la adultez joven y media hasta que llegamos a la edad adulta mayor, en cada una de las etapas siempre hay tareas a cumplir y como dice el dicho cada etapa trae sus retos, por tanto, eventos y transacciones de la vida que se afrontan con el paso del tiempo.
El tema de hoy hace principal énfasis en la última etapa del ciclo vital, la cual llámanos adultez mayor, existen diferentes clasificaciones dentro de la misma por rango de edad según la organización mundial de la salud, pero siempre hay una coincidencia y es que una persona mayor es una persona de 60 años de edad o más.
Las personas envejecen de múltiples maneras dependiendo de las experiencias y los eventos cruciales y transiciones afrontadas durante sus cursos de vida, es decir, implica procesos de desarrollo y de deterioro tanto físico como mental, para muchos aspecto difícil de comprender, ya que cuesta trabajo aceptar que “ya no somos los mismos cuando teníamos 50 años”, por tanto muchas familias se ven afrontadas a constantes contradicciones con los adultos mayores, quienes se resisten a comprender que hay actividades que ya no es preciso realizar solos.
A parte de lo anterior no encontramos que en esta etapa de la vida se da uno de los temas cruciales y es el retiro laboral, muchas personas a esta edad se pensionan o jubilan por tanto existe un cambio en las dinámicas de vida, lo cual lleva a muchos matrimonios a vivir una crisis en la relación, dado a que el tiempo que antes era dedicado a lo laboral ahora es para estar en casa, generando la prevalencia del conflicto, lo cual lleva a muchos a discusiones interminables y muchas veces orientadas hacia los malos tratos.
Existen igual personas que en esta etapa por procesos de separación o salud están a cargo de los hijos, sintiéndose para los mismos “como una carga”, quienes empiezan a ejercer el rol de cuidadores, aspectos que para muchos adultos mayores es asumido como impositivo, ya que sienten que las personas de su entorno “los limitan”, “ya no los ven como personas productivas”, lo cual pueda generarles alteraciones en su estado de animo desde la tristeza hasta la constante irritabilidad.
En otros casos existen adultos mayores que sus condiciones físicas y mentales les permiten vivir solos, lo cual para ellos es un espacio que valoran y de alguna manera permite que se sientan útiles y valorados, ya que se pueden valer por sí solos, tener sus propios espacios, realizar actividades de acuerdo a sus gustos y preferencias, lo cual da un sentido importante en sus vidas.
En estos casos aquellos adultos cuando afrontan la enfermedad, pueden iniciar una serie de confrontaciones con sus familiares, ya que se niegan a perder el sentido de independencia que posean, negándose en muchos casos a aceptar apoyos o ayudas que evidentemente requieren, es importante aquí no tener posturas impositivas, tener en cuanta siempre el bienestar del otro y sobre todo poder tener la capacidad de hacerle comprender a ese adulto mayor la importancia de su bienestar.
Finalmente es importante tener en cuenta: