Reír es un acto tan cotidiano que muchas veces pasa desapercibido, pero sus efectos van mucho más allá de un simple gesto de alegría. La risa tiene un poder terapéutico demostrado: fortalece la salud física, mejora el bienestar emocional y contribuye a la construcción de relaciones sociales más sanas.
Hoy en día, médicos y psicólogos coinciden en que reír es, literalmente, una medicina natural al alcance de todos.
En términos físicos, reír desencadena la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad. Estas sustancias reducen la percepción del dolor y generan una sensación de bienestar general. Además, la risa estimula la circulación sanguínea, mejora el funcionamiento del corazón y oxigena el cuerpo al aumentar la capacidad pulmonar. Un estudio publicado por la Universidad de Maryland encontró que quienes ríen con frecuencia presentan un mejor flujo sanguíneo, lo que disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En el plano emocional, la risa actúa como un antídoto contra el estrés y la ansiedad. Al disminuir los niveles de cortisol —la hormona del estrés— permite que las personas enfrenten con mayor calma los desafíos diarios. No es casual que en hospitales y clínicas se implementen programas de “risoterapia” para acompañar a pacientes en procesos difíciles, ya que ayuda a mejorar su estado de ánimo y fortalece su resiliencia
En la vida social, reír en grupo tiene un valor aún mayor. Compartir momentos de humor refuerza la confianza y fomenta vínculos más sólidos entre familiares, amigos y compañeros de trabajo. Una carcajada conjunta puede convertirse en el puente que une a las personas, incluso en contextos de tensión.
En nuestro país, donde el buen humor y la capacidad de ver el lado positivo de las cosas forman parte de la cultura, la risa es también una herramienta de resiliencia. A pesar de los retos económicos y sociales, la alegría compartida ha sido un motor para sobrellevar las dificultades y mantener la esperanza.
En conclusión, reír no solo alivia el momento presente, sino que también fortalece la salud, equilibra la mente y une a las personas. Incorporar la risa en la rutina diaria es una decisión sencilla con un impacto profundo.
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Referencias
• BenneX, M. P., & Lengacher, C. (2006). Humor and Laughter May Influence Health: II. Complementary Therapies in Clinical Prac-ce, 12(2), 125–130.
• Berk, L. S. (2001). The Laughter–Immune Connec-on. Advances in Mind-Body Medicine, 17(2), 20–29.