El juego
como necesidad
para niños…
y también para adultos
El juego es una de las formas de interacción y socialización más antiguas de la humanidad, sin embargo, frecuentemente jugar está relacionado como una actividad meramente lúdica y poco productiva.
A cuantos de nosotros en nuestra infancia muchas veces se nos prohibía jugar con la excusa de ejecutar algunas otras funciones mas “productivas” a los ojos de los adultos. Crecimos pensando que esos momentos lúdicos solo nos brindaban esparcimiento sin ningún otro fin, que era perder el tiempo, pero,
la psicología a lo largo de la historia ha descubierto que el juego tiene grandes bondades no solo para el desarrollo de los niños si no también para los adultos, pues equivocadamente el juego lo asociamos solamente con los más pequeños.
La psicología dice que lejos de ser un acto lúdico únicamente, el juego es una necesidad, es una actividad con una carga grande de valor educativo, es un medio que aporta aprendizaje cognitivo, social y motricidad a nuestros niños y que evidentemente entretiene, pero tiene más para aportar, incluso, ha sido relacionado como parte fundamental de la evolución del ser humano.
Como curiosidad, el juego está presente también en los animales, juegan sin tener que enseñarles a jugar, ellos lo hacen por si solos, lo que esto nos dice es que no solo lo vivimos nosotros si no que trasciende nuestra raza y cultura, el juego es más antiguo que la cultura. Los chimpancés, delfines, perros o felinos juegan indistintamente desde su nacimiento hasta su vejez, lo que esto nos dice es que es una actividad que no debemos dejar de hacer nunca.
A pesar de todo, para muchas personas no son obvias las bondades de jugar, jugar es tan importante que incluso se usa como terapia para pacientes con ansiedad o depresión, es una forma maravillosa de tratar el estrés, así como para hacer más cómoda la vida de las personas mayores.
Jugando podemos aprender a resolver problemas y logramos afrontar situaciones de nuestra cotidianidad de maneras más variadas y ágiles. Por ejemplo, es común hoy en el terreno pedagógico hablar de gamificación de las lecciones impartidas por el profesor, lo que esto significa no es más que didactizar el conocimiento, recrearlo para provocar un mejor aprendizaje mediante el juego.
En la edad adulta el ser humano entra a otras dinámicas que le reclaman grandes responsabilidades, aún así, el juego en la adultez no se desaparece, se transforma, quizás ya no es una manera de exploración y aprendizaje tal y como lo hacíamos cuando éramos niños, pero se convierte en una forma de socialización, por ejemplo los juegos de azar, los juegos de mesa y los deportes solventan nuestra necesidad de la lúdica y terminan por convertirse en una manera de distracción de nuestras rutinas también colaborando a la interacción social.
Todos los juegos son maneras de enfrentarnos a nuestro mundo desde variadas perspectivas usando nuestra imaginación, creándonos retos y muchas posibilidades, compartir el juego con nuestros hijos y seguir jugando cuando somos adultos es una forma de nutrir nuestra creatividad, apartarnos por un momento de nuestras responsabilidades más urgentes y aprender que la lúdica también hace parte de una vida productiva, en Coomeva la recreación es un punto transcendental, te invitamos a que visites nuestro sitio web coomevarecreacion.com y conozcas la oferta permanente de bienestar.