No es superstición, sino estrategia, escoger el mes adecuado para plantearse la compra de una vivienda: quien se prepara con criterio y anticipación maximiza las oportunidades y disminuye los riesgos. A pesar de que el mercado inmobiliario tiene dinámicas locales que pueden influir sobre la conveniencia de una compra, hay patrones generales que contribuyen a determinar cuándo es el mejor momento para comenzar la búsqueda. En primer lugar, la temporada baja de la industria a menudo brinda un margen de negociación más amplio: los promotores que tienen unidades para vender y los dueños que quieren cerrar operaciones tienden a ser más flexibles con el precio y las condiciones, lo cual favorece a quien llega con financiación y documentos en orden.

Los meses finales de un año y los primeros del siguiente, por lo general, presentan patrones interesantes. Algunas constructoras y vendedores privados aspiran a concretar ventas para cumplir objetivos hacia finales del año, lo cual puede significar rebajas de precios, bonificaciones en la cuota inicial o mejoras en los acabados. No obstante, este lapso también requiere rapidez para aprovechar las oportunidades y cerrar el negocio sin apresurarse a cometer errores de evaluación. Se suelen presentar nuevas promociones y lanzamientos en los primeros meses del año; quienes piensan en adquirir la compra durante ese periodo pueden beneficiarse de planes de financiación atractivos, subsidios o programas que se ponen en marcha con la programación anual de entidades públicas y facilidades para pagar en obra.
El lector que prioriza la seguridad y la menor incertidumbre debería enfocarse en la
estacionalidad local: en las ciudades donde hay una actividad turística intensa o grandes
oscilaciones económicas, los tiempos de demanda más baja tienden a coincidir con ciertas
temporadas climáticas o laborales. Asimismo, los meses en los que se divulgan o modifican
las políticas de vivienda, subsidios o beneficios fiscales son períodos cruciales para
determinar si es conveniente retrasar o anticipar la compra. Es tan relevante como
comparar propiedades inmobiliarias el estar al tanto de las convocatorias de subsidios y de
los términos crediticios actuales, ya que un apoyo del gobierno o una mejora en las tasas de
interés pueden modificar la ecuación financiera sustancialmente.
Más allá del mes, lo importante es estar bien preparado con antelación: tener un buen
historial crediticio, una preaprobación del préstamo, documentos en orden y un fondo para
imprevistos asegura que se pueda negociar y moverse cuando aparece una oportunidad. Es
recomendable, además, examinar el inventario del mercado local, pedir informes técnicos
de la vivienda y cotejar los costos totales (no solamente el precio de adquisición) para tener
en cuenta administración, impuestos y costos de mantenimiento. Te invito a conocer los programas de vivienda de la Cooperativa Coomeva.