En los últimos años, hacer ejercicio en exteriores —lo que algunos llaman green exercise o blue exercise cuando incluye entornos acuáticos— ha ganado seguidores por los múltiples beneficios que ofrece frente a entrenar exclusivamente bajo techo.
• Mejor función cognitiva y bienestar mental
Un estudio reciente concluye que la actividad física realizada al aire libre mejora significativamente la función cognitiva en comparación con la realizada en interiores, sugiriendo un efecto sinérgico entre el ejercicio y el entorno natural.
Además, entrenar en espacios verdes se ha asociado con reducciones más profundas de estrés, ansiedad y emociones negativas que entrenar en ambientes cerrados.
• Mayor motivación y adherencia al ejercicio
Al sentirse más revitalizados y conectados con la naturaleza, muchas personas encuentran más gusto en seguir rutinas cuando se ejercitan al aire libre. Según algunos análisis cualitativos, las personas informan mayor satisfacción emocional y ganas de repetir la actividad cuando salen del entorno monótono del gimnasio.
• Variedad de estímulos y mayor quema energética
Los terrenos irregulares (césped, senderos, colinas) introducen variabilidad que activa más grupos musculares estabilizadores y eleva ligeramente el gasto calórico frente a superficies planas controladas.
También, la exposición al sol ayuda con la síntesis de vitamina D, importante para la salud ósea, inmunológica y el bienestar general.
• Beneficios sociales y de conexión familiar
Entrenar al aire libre facilita que la actividad sea compartida: caminar, correr, ejercicios funcionales en parques son opciones ideales para ejercitarse en grupo o en familia. En niños y adolescentes, las actividades al aire libre han mostrado mejoras psicológicas, de convivencia y conciencia ambiental.
• Elige lugares seguros y bien iluminados, sobre todo si entrenas temprano o al atardecer.
• Escucha a tu cuerpo: comienza con sesiones cortas si eres principiante.
• Variación y progresión: alterna terrenos, intensidad y tipo de actividad.
• Protégete del sol con filtros, gorros y ropa adecuada.
• Hazlo en familia: convierte rutas caminando, juegos activos o sesiones funcionales en momentos compartidos.
Imagínate ejercitarte al amanecer frente al mar, hacer senderismo en montañas verdes o recorrer rutas en bici por paisajes impresionantes. Ese potencial existe y puede ser parte de tus viajes de bienestar.
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Fuentes:
