La educación siempre ha sido el motor que impulsa la evolución del ser humano. Gracias a ella, hemos cerrado brechas de desigualdad y abierto oportunidades para que todas las personas puedan progresar y alcanzar sus metas. La formación no solo nos hace más competitivos a nivel personal, sino que también fortalece el desarrollo empresarial y social.
Colombia ha realizado un paso muy importante hacia la equidad de género con la creación de un marco legal y de política pública en busca de garantizar los derechos humanos de las mujeres. Sin embargo, aún existen desafíos para lograr la igualdad real para las niñas y las mujeres, y para las personas con identidades diversas. A pesar de estos avances, aún queda mucho por hacer, en las zonas rurales persiste una brecha significativa en el acceso a la educación entre niños y niñas lo que afecta significativamente sus oportunidades futuras, es necesario promover relaciones igualitarias desde temprana edad para que niños y niñas crezcan y aprendan en entornos que promuevan el reconocimiento de la diversidad y del otro como un igual que merece respeto.

Sin embargo, la tecnología y las plataformas en línea se presentan como soluciones para democratizar el aprendizaje, programas impulsados por el sector público y privado pueden garantizar que más personas accedan a capacitaciones, carreras técnicas y profesionales desde cualquier lugar donde existe un reto importante en temas de conectividad y realizar acciones concretas de todos los actores para conseguir que haya conexión a internet en cada lugar de Colombia.
En los últimos años, la educación ha jugado un papel clave en la reducción de diferencias entre hombres y mujeres en el ámbito laboral privado y público. Hoy vemos mujeres ocupando altos cargos gerenciales en empresas del sector privado, así como desempeñando funciones que antes eran exclusivas de los hombres. Oficios como la conducción de tractomulas o la mecánica automotriz son ejemplos claros de cómo la educación y la capacitación han derribado barreras históricas.
Un ejemplo inspirador es el de Coomeva, donde la Dra. María Eugenia Pérez Zea lidera como presidenta del Consejo de Administración, demostrando que la preparación y el talento no tienen género, también desde el comité de equidad de género promoviendo políticas y reglas claras encaminadas a este tema.
La educación no solo transforma vidas, también construye sociedades más equitativas. Cada paso que damos hacia la inclusión educativa es un avance hacia la igualdad de oportunidades. El reto está en seguir trabajando juntos para que la equidad de género sea una realidad en todos los rincones del país.