Imagine estar viendo una película y el volumen sube al grado más alto. Los actores están hablando a gritos. Luego de cinco minutos, usted sale tapándose los oídos porque no soporta el ruido. A la hora de las comidas no tolera el sonido de platos y cubiertos porque siente como si los tiraran en la mesa produciendo un estruendo enorme. Los niños gritan al llorar, un camión suelta el freno al parquearse…. ¡Es insoportable! Usted se pregunta entonces ¿Qué pasa con mis oídos?
Qué tal estar en un concierto. Usted no resiste algunos sonidos de la orquesta porque se oyen muy duro, la voces de los cantantes no las tolera por su tono, unos instrumentos son insoportables. Al final, sale desconcertado no pudiendo disfrutar el espectáculo.
María Teresa Andrade Angarita, siendo joven comenzó a padecer hiperacusia, sin presentar problemas de audición anteriormente. Cuenta cómo comenzó su problema, y lo que descubrió luego de observar exhaustivamente las reacciones de su “oído” frente a la música: instrumentos, voces, y efectos sonoros utilizados en algunos trabajos musicales. Dicha experiencia, ha sido consignada en el libro titulado “La Personalidad de un Oído con Hiperacusia: Crónica de Una Paciente”. Aquí, se han tomado algunos aspectos relevantes sobre esta experiencia dada la extensión de la obra.
El objetivo de este escrito es ayudar a médicos y pacientes a entender el problema, y saber hasta qué punto se puede llegar a soportar los sonidos y/o ruidos que se presentan en el ambiente de forma rutinaria en nuestro contexto.
La hiperacusia es la intolerancia de los sonidos naturales del ambiente. Puede comenzar con manifestaciones insospechadas tales como la caída de un cubierto, como lo fue en mi caso. Apenas caían, se producía una fuerte molestia con poca duración, según el tiempo en que el sonido producido por la vibración del objeto diera lugar. Este mismo síntoma sucedía de igual forma al manipular la loza de porcelana.
La hiperacuisa puede ser por afecciones del oído interno, o por causas neurológicas, como en mi caso. Mi neurólogo ordenó una resonancia magnética para visualizar mí cerebro con detenimiento. El examen no mostró compromiso con la zona correspondiente a la audición, pero sí secuelas causadas por la Toxoplasmoxis. Según el sitio web MedicinePlus, la toxoplasmosis es una enfermedad causada por el parásito Toxoplasma gondii.
Más de 60 millones de personas en Estados Unidos tienen este parásito. La mayoría de ellas no se enferma. Pero el parásito causa serios problemas en algunas personas. Entre ellas se incluyen las personas con sistemas inmunitarios debilitados y bebés de madres que contrajeron la infección durante el embarazo. Los problemas pueden incluir lesiones en el cerebro, los ojos y otros órganos.
El neurocirujano Carlos Cure Hakim me aconsejó observar mi comportamiento auditivo frente a la música. Se pudo detectar que el hecho de escuchar música puede ayudar a que, de cierta manera, el cerebro clasifique los estímulos sonoros. El neurocirujano explica que, cuando la hiperacusia es de origen neurológico, el cerebro puede presentar trastornos de percepción sensorial, lo cual impide que no pueda clasificar los sonidos.
● Acudir al especialista (otorrinolaringólogo en primera instancia), es importante para el diagnóstico adecuado. Él le ordenará los estudios correspondientes para determinar el tipo de hiperacusia (si es por alguna lesión en el oído o de carácter neurológico). Con ellos se procederá al tratamiento respectivo y formulará el medicamento necesario.
● Debido a la experiencia que he tenido como paciente, recalco la importancia de seguir el tratamiento, pues la respuesta del enfermo al proceso determina la necesidad de ser remitido al neurólogo.
● Si su médico le receta algún medicamento de control (que sólo se vende con fórmula médica y en farmacias autorizadas), siga estrictamente las indicaciones del especialista, pues estas medicinas pueden crear adicción y/o tolerancia. Ingiera la dosis indicada en el momento preciso. No la cambie ni suspenda el medicamento en forma abrupta sin autorización médica. Puede causar síndrome de abstinencia o reacciones adversas.
● Tenga presente que el medicamento no le hará desaparecer la molestia por completo. Es tan sólo una ayuda para que pueda soportar la situación y no tenga que apartarse totalmente del ambiente. Aquí, puedo ilustrar el caso de mi asistencia a Misa. La medicina no impide la saturación auditiva por el eco que se produce dentro del recinto, pero evita que haya molestias durante el resto del día.
● Recuerde que no tiene cura. Los tratamientos y herramientas existentes son tan sólo ayudas para mejorar la calidad de vida del paciente, buscando que soporte mejor las sensaciones que experimenta, pero la molestia siempre está ahí y más si es de origen neurológico como es mi caso.
Mi neurocirujano me aconsejó como tratamiento escuchar música para observar el comportamiento auditivo. Pude ver que no hay seguridad de qué pieza o instrumento moleste, qué géneros son tolerables o no, pero que ello depende de la capacidad de tolerancia del paciente.
● Es una experiencia en donde se suscitan muchos eventos en torno a una persona con esta condición. Muchas de esas vivencias son alegres, otras son tristes, o muestran coraje. Igualmente, es una experiencia que involucra a toda persona que tenga algún vínculo con el paciente.
● Puntualizo diciendo que sólo el vigor ayuda a enfrentar los cambios que se puedan presentar al tener esta condición.