Son muchos los momentos, en los que no sabemos cómo actuar, qué salida tomar, que decidir; en ese tipo de escenarios necesitamos ayuda. Muchos de nosotros tenemos sobrevalorado conceptos como la independencia o la autonomía y posiblemente nos resulta un signo de debilidad solicitar la asistencia de las personas de nuestro entorno. Dice la psicóloga Paola Pérez Correas que el bienestar psicológico debe tener un equilibrio entre nuestra autonomía y un determinado grado de dependencia de otras personas, en otras palabras, es reconocer nuestros límites, ser humildes y confiar.
El ser humano es un ser social por naturaleza decía recurrentemente el filósofo griego Aristóteles. Nuestra estructura social nos ha querido enseñar que podemos todo por si solos: tú mismo puedes darte amor, tú mismo puedes mimarte, tú mismo puedes admirarte, tú mismo puedes protegerte, lo oímos constantemente, pero, si pudiéramos satisfacer todas nuestras necesidades emocionales a solas, sin ayuda de otras personas, sin presencia de otras personas, no seríamos animales sociales, no buscaríamos conectar con otros, iríamos en contra entonces de la afirmación de Aristóteles.
Nos guste o no, para satisfacer muchas de nuestras necesidades emocionales, sí necesitamos a otras personas y es absolutamente normal, porque no es igual cuando tú te compras un regalo a cuando alguien tiene un detalle contigo, no es igual tener sexo contigo mismo que tenerlo con otra
otra persona, no es igual estar orgulloso de ti que cuando alguien más está orgulloso de ti.
Es común que en el transcurso de nuestro diario vivir nos encontremos con dificultades para lidiar con muchas situaciones, es en esos momentos que debemos buscar
apoyo en personas externas que nos colaboren con orientación y consejo para resolver tales apuros. Así mismo nuestra relación con los demás nos aporta una expansión en nuestra perspectiva. Sin la relación que tenemos con las demás personas no lograríamos cosas tan comunes como hablar nuestra lengua e incluso aprender a caminar.
Está muy claro que debemos querernos a nosotros mismos, de todos modos, el amor a nosotros mismos está construido a partir del amor que otros nos ofrecen, esto genera validación sobre nuestro pensamiento y nuestras acciones, nos demuestra que lo que digo y lo que soy, importa, existo porque está el otro y si pierdo la capacidad de interpelación, si no tengo un tú a quien dirigirme me perdido a mí mismo. Somos animales sociales.
El entorno social de las personas, crear vínculos con los otros es muy importante. A lo largo de nuestra vida cultivamos estos vínculos y nos apoyamos en ellos continuamente. Justamente el apoyo mutuo es el principio capital del cooperativismo, es el accionar de un grupo para los problemas más comunes que nos puedan aquejar.
Ser solidaria, apoyar y, por consiguiente, cooperar en los requerimientos de todos los asociados, la familia y la comunidad es a lo que está llamada una cooperativa. Recuerda ayudar como tu puedas a los que se encuentren a tu alrededor, tú también los necesitas.