Los últimos años se han caracterizado por una fuerte inestabilidad en la economía mundial. La crisis generada por el Covid-19 y el reciente conflicto entre Rusia y Ucrania han tenido un impacto financiero global. Ante este escenario, conviene saber qué es una recesión económica y cómo hacerle frente.
Prepararse para una posible recesión en la economía es un asunto que concierne a todos los sectores de la sociedad. Es esencial tener un plan de acción claro para enfrentar desafíos e inconvenientes. Veamos, entonces, qué formas puede adoptar una recesión económica y cómo afrontarlas.
La recesión económica es parte del ciclo normal de la economía de cualquier país. Tarde o temprano, nos enfrentaremos a una crisis de este tipo. Lo que no es tan fácil de saber es cuándo ocurrirá y qué forma adoptará.
Básicamente, una recesión ocurre cuando existen dos trimestres consecutivos de declive económico significativo (reducción del PBI). Se trata de un periodo de mucha incertidumbre caracterizado por:
Las recesiones se presentan de distintas formas y desencadenan escenarios que afectan a empresas y consumidores finales.
La desaceleración económica suele estar acompañada por caídas en la producción e inestabilidad en los mercados de inversión. Algunos sectores pueden recuperarse más rápido que otros, lo que da origen a nuevos panoramas económicos.
Una recesión económica tiene tres etapas: declive, depresión y recuperación. En la primera, ocurre una caída significativa de la actividad financiera en distintos sectores. La depresión es el punto más bajo y difícil de la crisis. Todo esto sienta las bases para un proceso más o menos lento de recuperación.
Según la intensidad y la duración de cada etapa, las recesiones desencadenan distintos escenarios. Los expertos los identifican usando letras del alfabeto. Veamos algunos ejemplos.
La “mejor” recesión económica tiene forma de V. Se caracteriza por un puntual declive económico que afecta a pocos sectores, seguido de una depresión corta y definida. La fase de recuperación es fuerte, lo que significa que los niveles de normalidad se estabilizan rápidamente.
Si durante la recuperación ocurre una nueva contracción económica, la recesión tendría forma de W.
En estos casos, los principales afectados serían aquellos que invirtieron previendo una recuperación continuada. En un escenario así, es necesario esperar el mejor momento para tomar riesgos.
Estas recesiones golpean con mayor fuerza a las empresas y consumidores finales. Hay una caída económica pronunciada con una larga lucha en el fondo antes de que comience la recuperación.
Si la depresión se prolonga demasiado, la recesión adoptaría la forma de L. Este es un escenario crítico para cualquier economía:
Esta recesión económica genera uno de los escenarios económicos más complejos. La recuperación es lenta y sectorizada. Mientras algunos sectores disfrutan de una recuperación floreciente, otros crecen lentamente o incluso siguen decayendo.
Las variaciones en la recuperación están determinadas por factores tan diversos como el tipo de industria y la ubicación geográfica. Así que, incluso con la mejor estrategia, algunas empresas no podrán crecer al ritmo deseado. Por su parte, la población termina inmersa en una desigualdad que acentúa las diferencias entre los estratos sociales.
Resulta imprescindible crear planes de acción adaptados a cada realidad. Para ello, es esencial monitorear el comportamiento de indicadores económicos como el PBI, empleo, consumo e inversión. Asimismo, hay que seguir de cerca las medidas y estipulaciones estatales.
El análisis de estos datos arrojará información valiosa sobre el tipo y la magnitud de una posible recesión. De esta manera se podrán crear e implementar estrategias efectivas: prever el diseño de un nuevo plan de ventas, buscar financiamiento o arriesgarse a invertir.
La planificación también implica identificar los posibles riesgos y daños en nuestra economía. A nivel empresarial, es importante mantener bien informados a los empleados y colaboradores. Así sentirán mayor seguridad durante la crisis y trabajarán con dedicación.
Por último, una buena política de reducción de gastos ayudará a mantener la solvencia durante una recesión económica. Se requiere un análisis de tendencia para identificar y reducir los gastos innecesarios. También conviene hacer un seguimiento del impacto de dicha decisión para mantenerla o corregirla.
Sin duda, estas medidas resultan útiles ante distintos escenarios de una recesión económica. Aplicarlas en tu vida profesional te ayudará a tener una mejor capacidad de reacción frente a periodos de crisis.
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