
Adquirir una vivienda es una de las decisiones económicas más relevantes durante la vida de un individuo; va más allá de proporcionar un techo, pues simboliza seguridad, esfuerzo y planes a largo plazo. Por lo tanto, tener un historial crediticio sólido no solamente permite acceder a mejores tasas y condiciones, sino que además disminuye la incertidumbre al pedir un préstamo hipotecario.
La puntualidad en los pagos es el primer elemento que compone un buen historial. El pago puntual de las cuotas de los servicios, créditos y tarjetas muestra responsabilidad en términos financieros. Por lo tanto, es apropiado implementar recordatorios o automatizar los pagos para prevenir demoras que perjudiquen el informe de crédito.
En segundo lugar, conservar un grado de deuda responsable mejora la percepción ante las instituciones financieras. Lo ideal es que exista un balance entre los ingresos y las cuotas mensuales de la deuda. En la práctica, se evidencia disciplina y se disminuye el riesgo de rechazo cuando se reduce el uso del cupo de la tarjeta de crédito y se le da prioridad a disminuir los saldos elevados.
Asimismo, diversificar los tipos de crédito puede ser beneficioso cuando se gestiona con cautela. Tener antecedentes de créditos personales o de consumo y haberlos administrado apropiadamente es un indicativo de que se tiene experiencia en la gestión de obligaciones. Sin embargo, es importante no pedir varios créditos en un corto período de tiempo, ya que las consultas frecuentes pueden ser vistas como riesgo. Otro método útil es examinar el informe crediticio de manera regular y rectificar los errores. El puntaje se ve afectado frecuentemente por la aparición de pagos duplicados o registros erróneos. Por lo tanto, pedir el informe a las centrales de riesgo y discutir las incongruencias posibilita la recuperación de puntos y brinda mejor claridad acerca del estado financiero.
Igualmente, conservar una reserva de emergencia proporciona serenidad y aumenta la habilidad para pagar ante lo inesperado. Así, se previenen demoras que, pese a ser temporales, podrían tener un impacto en el historial. Además, cuando surgen problemas, negociar los términos con los acreedores evita demoras largas y muestra proactividad.

Para aquellos que tienen planes de adquirir una vivienda, es fundamental elaborar un plan financiero con objetivos específicos. La toma de decisiones se facilita cuando se definen plazos para disminuir las deudas, se asigna un porcentaje de los ingresos para ahorrar con el fin de pagar la cuota inicial y se revisa el presupuesto mensual. Asimismo, consultar a un asesor hipotecario o a un experto ayuda a entender los requisitos y escoger la opción de crédito más conveniente.
En conclusión, la mejora del historial crediticio conlleva disciplina, planificación y seguimiento permanente. Si una persona aplica prácticas como ahorrar, revisar informes, controlar el endeudamiento y pagar a tiempo, sus posibilidades de conseguir una vivienda en buenas condiciones aumentan.
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