Gestionar adecuadamente el tiempo es una capacidad que todos los seres humanos deberíamos trabajar por fortalecer, ya que nos facilita el desarrollo de las actividades en el día a día, ya sea en el hogar, el trabajo o el estudio.
Claramente, es un gran reto al que todos nos enfrentamos. Con gran facilidad se puede caer en la procrastinación, un comportamiento del que se ha venido hablando cada vez más en los últimos años. En pocas palabras, consiste en postergar la realización de una tarea.
No necesariamente se trata de una forma de pereza u holgazanería, como se trata de hacer ver en algunos ámbitos, sino de una dificultad emocional que algunas personas desarrollamos y que nos hace aplazar constantemente las labores pendientes más complejas. Nos solemos valer de excusas comunes como: “después lo puedo hacer”, “mañana también tengo tiempo para esto”, “mejor hago ahora esta tarea más pequeña”, “está muy difícil, no lo quiero hacer ahora”.
Un día, o mejor, una tarea a la vez, podemos lograr organizar el tiempo sin procrastinar en el intento. Aquí algunas de las estrategias y acciones que he desarrollado y me han servido para mejorar en este aspecto.
Sencillo, pero eficaz. Añadir a un calendario o programador, sea físico o digital, cada uno de los compromisos fijos que vamos adquiriendo, como eventos y reuniones, nos permite gestionar el tiempo a partir de esos espacios que ya tenemos previamente reservados.
Uno de los elementos más importantes para lograr nuestro objetivo. Para esto, en primer lugar debemos hacer la lista de qué tareas tenemos pendientes por hacer, en qué fecha las debemos tener terminadas y cuánto tiempo nos demandará cada una en su realización.
Luego, teniendo esta información de base presente, repartimos durante cada día de la semana la realización de estas actividades. Un tip que suele funcionar es no agrupar todas las tareas más grandes o las del mismo tema en un solo día, sino buscar que la distribución sea diversa, lo que nos permitirá tomar un nuevo aire en cada una y hacer más dinámico el desarrollo de estas.
Hoy en día, hay una gran cantidad de herramientas digitales disponibles que nos pueden ayudar bastante en este objetivo. En este caso particular, quiero recomendar dos. La primera, Trello, para gestionar las tareas pendientes y su avance, ya sea de manera individual o en equipos de trabajo. Es gratuita, de fácil manejo y muy óptima para este propósito.
La segunda, Pomofocus, para gestionar el tiempo mediante el modelo “Pomodoro”, creado hace varias décadas y ahora disponible en esta plataforma, que nos permite mejorar la productividad, manejando el tiempo mediante la división del trabajo en intervalos, separados por breves descansos.
Uno de los motivos por los que caemos fácilmente en la procrastinación es la facilidad de acceso a distractores de todo tipo, principalmente presentes en entornos digitales. Por esto, es muy importante que seamos conscientes de la cantidad de tiempo que estamos invirtiendo cada día en el consumo de redes sociales, videojuegos, televisión y plataformas de streaming.
Podemos ponernos como meta un límite diario en cada uno de estos casos y revisar en qué espacios y momentos del día es más apropiado este consumo, para que no interfiera en el desarrollo de nuestras obligaciones diarias. La mayoría de celulares ya tienen herramientas que nos pueden ayudar en esto y algunas aplicaciones como Instagram ya tienen dentro de su configuración la opción de generar un aviso cuando llevemos cierta cantidad de tiempo dentro de la plataforma y cuando hayamos llegado al límite establecido.
