La subsistencia de casi la mitad de la población mundial está vinculada al cooperativismo (Coopcues, 2021). Pero, ¿conoces el panorama de las cooperativas en Colombia?
Existen 3.560 registradas en la Superintendencia de Economía Solidaria. El 79%, de diferentes actividades; el 20%, fondos de empleados y el 1%, organizaciones mutuales. Se imponen las de ahorro y crédito, y las financieras, seguidas por las de actividades agropecuarias (Actualícese, 2019).
Todas estas cooperativas en Colombia constituyen una herramienta de la economía solidaria que nos ayuda a alcanzar nuestro progreso personal y nuestros sueños comunes. Aquí te explicamos por qué.
Si te asocias a una de las cooperativas en Colombia, pasas a ser uno de sus dueños. Eso te da el derecho a participar en sus decisiones y recibir todos los beneficios que ofrece su actividad. Recibes productos y servicios en mejores condiciones de lo que lo harías fuera de la organización (Coopcues, 2021).
Además, podrás, por ejemplo, iniciar un negocio y ver resultados progresivos de crecimiento. Y la cooperativa te apoyará para llevar adelante tu emprendimiento. Igual que tú acompañarás a los otros miembros a lograr sus proyectos personales (Rendon, 2021).
El hecho de comprender qué es una cooperativa ya permite anticipar por qué ayuda a alcanzar sueños comunes. Pero nos permitirá clarificarlo, aún más, profundizar en los beneficios de las cooperativas en Colombia.
Priorizan el progreso económico de sus socios, por lo que son un elemento clave para el desarrollo sustentable (Coopcues, 2021). Impulsan a las personas en sus propias iniciativas de progreso, a través del apoyo al emprendimiento (Coomeva, 2019).
Aportan soluciones en este sentido porque encuentran oportunidades económicas para sus socios. También empoderan a las personas empobrecidas, les dan seguridad, para que defiendan sus derechos (OIT, 2015).
Las cooperativas en Colombia apoyan infraestructuras y servicios comunitarios. Entre otras cosas, garantizan la prestación de servicios de salud, crean pensiones y educación para sus socios y abordan las necesidades de sus comunidades a largo plazo (OIT, 2015).
Porque garantizan seguridad, buenas condiciones laborales, salarios competitivos. Además, crean puestos de trabajo directos, e indirectamente, promueven el empleo en relación de dependencia y por cuenta propia. Porque crean oportunidades de comercialización. También influyen en personas cuyas actividades profesionales están vinculadas a transacciones con ellas (como comerciantes o proveedores de insumos).
Organizan foros locales para que las personas encuentren soluciones a problemas ambientales. En primera instancia, definiendo sus derechos de propiedad y uso, la gestión de los recursos naturales y la diversificación de sus actividades económicas. Y después, adoptando emprendimientos respetuosos con el ambiente y fomentando claves de la sostenibilidad como el consumo responsable (OIT, 2015).
Además, comparten principios acordados internacionalmente y actúan en cooperación con otras cooperativas (Alianza Cooperativa Internacional, 2021).
Con su toma de decisiones asamblearia, logran un nivel elevado de consenso, que facilita la comunicación entre sus socios. Además, contribuyen a la igualdad de género, porque aumentan las oportunidades de las mujeres de participar en las economías y sociedades locales (OIT, 2015).
En primera instancia, gracias a su eficiente intercambio de información, sus socios pueden ser conscientes de la proximidad de una crisis y prepararse para afrontarla. Ya en los tiempos difíciles, revitalizan sectores y recuperan economías locales. También aumentan los ingresos de productores y proveedores de servicios, formalizan el empleo informal y generan empleo para mujeres y jóvenes. Además, se forman cooperativas para abordar necesidades sociales emergentes (Coopcues, 2021; OIT, 2015).
Al no ser propiedad de accionistas, permiten que los beneficios económicos y sociales que generan permanezcan en las comunidades. Porque sus ganancias se reinvierten en la empresa o se reparten entre sus miembros. Las cooperativas están dirigidas por la población local y enfocadas también a esta (Coopcues, 2021).
Además de tener ventajas fiscales, las cooperativas en Colombia reciben subvenciones de programas gubernamentales (ACNUR, 2018). Muchas veces es financiación para poder iniciarlas (Coopcues, 2021).
De ese modo consiguen atraer inversión extranjera (Coomeva, 2019). Además, al estar exentas de impuestos, pueden ofrecer mejores precios mejorando las posibilidades de competencia en el mercado (Explicofácil, 2012).
Para concluir, podemos reafirmar que las cooperativas en Colombia ofrecen la oportunidad de concretar sueños personales y colectivos. Porque sus beneficios van más allá de tasas de intereses rentables y créditos específicos. Incluso más allá de la distribución de excedentes, fondos de solidaridad, subsidios, ayudas, etc. (ASCOOP, 2021). Constituyen una estrategia muy eficiente de ayuda común, en la que todos y todas salen ganando.