Si buscas aumentar la productividad en tu compañía, es conveniente diseñar estrategias empresariales adecuadas. Al fin y al cabo, la propuesta de valor que generes determinará el éxito o el fracaso de tu idea. Ahora bien, ¿cómo puedes encontrar o elaborar la más adecuada?
A continuación, te vamos a contar por qué es clave que logres
una estrategia de negocios llamativa y eficiente.
En primer lugar, es clave mencionar que las estrategias empresariales son esenciales en cualquier institución. Esto, porque se trata de un plan que permite generar una organización interna. Si tu compañía no sabe cuál es la forma en la que debe ejercer su actividad, seguramente habrá problemas.
Muchas empresas que no delimitan correctamente sus tareas o responsabilidades tienden a caer en este error. La razón es simple: los procesos productivos se vuelven ineficientes e incluso se desaprovechan oportunidades de negocio. A la inversa, si realizas las estrategias adecuadas, tendrás una ventaja competitiva importante.
A continuación, te vamos a contar cuáles son los elementos más importantes que debes considerar a la hora de elaborar estrategias empresariales.
Aplica especialmente para empresas que quieran insertarse en un determinado mercado. No obstante, también es útil para aquellas que ya estén y busquen crecer. Básicamente, es necesario conocer cuál es el estado actual del mercado y cómo se puede mejorar.
En este sentido, el análisis DOFA puede ser muy útil. Estas siglas derivan de “Debilidades”, “Oportunidades”, “Fortalezas” y “Amenazas”. Por ende, consiste en analizar de forma objetiva tu compañía para saber qué es lo que se puede mejorar para posicionarse correctamente en el mercado.
Puede que no solamente quieras quedarte en un solo mercado, sino expandirte hacia otros. Para esto, puedes aprovechar un análisis PESTEL. Las siglas significan “Político”, “Económico”, “Social”, “Tecnológico”, “Ecológico” y “Legales” y consiste en hacer una investigación integral de las operaciones corporativas.
Si indagas en estos aspectos, podrías planificar tu entrada a distintos mercados que te interesen. Esto, porque podrás ver cuáles son las tendencias y cambios que puedes aprovechar en esa transición. Es una herramienta clave para crecer de cara al corto, mediano y largo plazo.
Puede que te atraiga mejorar la imagen que los demás tienen de tu empresa. Para esto, podrías indagar a través de encuestas qué imagen tienen los clientes de ti. Esto no solo aplica para los productos, sino también otros elementos, como la atención al cliente.
No obstante, también a escala interna es clave que puedas saber cuál es la motivación laboral de tus empleados o la opinión que tengan de trabajar contigo. Todo esto generará una imagen institucional que siempre deberá ser la mejor posible.
Los productos y los servicios son la base que permiten el crecimiento en tu compañía. De este modo, es clave que tengas estrategias que permitan una mejora continua. Sin importar qué tan bien te encuentres, es clave que busques un perfeccionamiento constante en tus productos o servicios.
Un error habitual de las empresas “exitosas” es no continuar buscando estrategias empresariales para mejorar el producto. En esos casos, un competidor podría aprovecharse y quitarte una cuota de mercado. Por ejemplo, si en algún momento tu calidad baja, podrías perder clientes.
Para esto, es clave que puedas elaborar procesos que sean eficientes. Esto es algo que se puede aprovechar con el Balanced Scorecard, una estructura de gestión relacionada para controlar todos los factores de la organización. En otras palabras, un sistema en el cual aparezcan todas las variables que influyen en la empresa.
Por ejemplo, puede que percibas que un determinado proceso de tu trabajo sea lento y no genere muchas ganancias. En dichos casos, podrías incorporar una tercerización. Una vez que inviertas en tercerizar los servicios, podrías vender más y escalar con el paso del tiempo.
Dicho esto, te contaremos algunos tipos de estrategias empresariales que puedes incorporar en tu compañía:
Una estrategia competitiva busca saber cómo afrontar el mercado. O sea, intenta generar competitividad para vender los productos de la mejor manera posible. La clave aquí está en el marketing y el posicionamiento de mercado, para saber vender de la mejor forma.
La estrategia funcional se basa más en utilizar los recursos y habilidades de la empresa para optimizar los procesos. Por ejemplo, se trabaja sobre la mejora de los productos o el análisis de la forma de trabajo que tiene la compañía. De este modo, se busca lograr una gran productividad para generar escalabilidad.
El último de los tipos de estrategias empresariales tiene que ver más con la imagen que la empresa quiere proyectar sobre sus consumidores. Suele estar asociada con la creación de una política organizacional basada en distintos valores corporativos, lo cual puede incidir sobre el crecimiento de la compañía.
Existen distintos tipos de estrategias empresariales que se pueden adaptar a tu negocio.
¡Te invitamos a que elijas la ideal para ti, con el objetivo de mejorar tus ventas
y generar un crecimiento prolongado!